Toros Notables

Entrega número 13 - Alcotan...Aldabilla

115.1) Alcotán:

Don Graciliano Pérez-Tabernero, que presentó por primera vez sus toros en la nueva plaza de toros de Madrid el (27-02-1913), se cansó pronto de las antiguas reses heredades de su padre –procedentes de Veragua y Miura- y con el afán de fundar por sí mismo una nueva vacada, pensó en los elementos que, a su juicio, podrían constituir los sillares de la aun embrionaria idea. Estaba por esa época, principios de la década de 1920, en candelero la ganadería del conde de Santa Coloma, derivación completamente pura del árbol de Vistahermosa, que desde la viuda de Muruve hasta el conde, pasando por don Eduardo Ibarra, venía produciendo bravos y dóciles ejemplares, solicitados por los diestros de más fama y aplaudidos por los públicos de toda España.

No tenía ya duda alguna don Graciliano sobre la cantera brava a la que era preciso acudir para crear los cimientos de su nueva ganadería. Madurado el proyecto, cierto conato de incertidumbre se apoderaba a veces del ganadero salmantino, sobre cómo se aclimatarían las reses andaluzas a los páramos charros, del cálido suelo sevillano al duro y frío de Salamanca. Pero las vacilaciones quedaron atrás, pues otras reses andaluzas, mal que bien, habían terminado por adaptarse perfectamente al nuevo medio ecológico.

Y así, un buen día del año 1920, don Graciliano, previamente avisado por el señor Conde, con el que mantenía afectuosas relaciones, emprendió el viaje a la ciudad de la Giralda, iniciándose seguidamente el trato entre los dos colegas. El primero se lo dijo muy explícitamente al con de Santa Coloma: -“Deseo adquirir una punta de hembras de buna nota y dos becerros elegidos en tienta.” La respuesta del segundo no se hizo esperar: -“Los libros están enteramente a su disposición. Escoja lo que mejor le parezca y ahora veremos la prueba de unos cuantos erales, de los que puede reseñar los que más les gusten.”

Sin obstáculo alguno eligió don Graciliano 130 vacas y dos machos, los que mejor cumplieron en la tienta, llamados Cristalino y Mesonero. Y días más tarde partía el ganado desde Sevilla hacia las dehesas de Matilla de los Caños, donde aquella punta de reses, en el transcurso de un lustro, quedaba convertida en célebre productora de encastados toros de lidia. Puntal firme, base sólida, origen indiscutible de los admirables frutos de la vacada fue, en gran proporción, la sangre de Mesonero. Savia brava y noble transmitida directamente a dieciséis generaciones, y que hoy, inteligentemente encauzada –se decía a finales de la década de 1940, por Areva- prosigue en la mayor pureza a través de los seleccionados descendientes de dicho astado.

De los dieciocho años de su vida, de los que Mesonero ejerció como semental dieciséis primaveras, su función engendradora llegó a la cifra de 1.157 crías, hasta que, achacoso y completamente agotado, murió el extraordinario animal en agosto de 1936. Imposible sería enumerar los animales sobresalientes producidos por Mesonero que pisaron las arenas de los ruedos. Todavía se recuerda al famoso Corchaíto, lidiado por Chicuelo II en Madrid el (24-06-1928); a Nevadito, ganador del toro de Oro, el (23-08-1929), en San Sebastián, y después, a Alcotán, jugado en Barcelona el (08-07-1945), al que se le otorgó la vuelta al ruedo; y al bravísimo Capuchino, corrido el (03-06-1948) en Madrid, que colocó en las alturas al diestros sevillano Manolo González.

Asimismo, las ganaderías de Escobar y Alipio Pérez-Tabernero llevan sangre de Mesonero. Precisamente un hijo de este, llamado Hornero, marcado con el número 17, fue adquirido por don Alipio a su hermano Graciliano en 1933, para semental, murió en octubre de 1947, a los diecinueve años, después de cubrir 15 temporadas. Este toro fue igualmente un ejemplar asombroso, de semejantes condiciones a las de su progenitor. Engendró 1.100 crías, lidiándose como toros 360 ejemplares, de las que se le dio la vuelta al ruedo a 280; cortaron los toreros orejas a 320 astados y un solo bicho sufrió el castigo del fuego, el (27-10-1947), en Valencia. Y, por último, no sabemos si seguirá en el zaguán de la solariega casa de Matilla la arrogante cabeza disecada del viejo Mesonero, orgullo de la ganadería brava.

116.2) Alcotán II:

Joaquín Bernardó Bartomeu -nacido en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) el (16-08-1935) y que participó en treinta y tres corridas en la temporada de 1959-, alternó con Luis Miguel González (Dominguín) y Victoriano Cuevas (Valencia), realizando una memorable faena al toro, de nombre Alcotán II, de pelaje negro salpicado, marcado con el número 39, del hierro de don Antonio Pérez de San Fernando, del que le concedieron las dos orejas.

117.1) Alcucillo:

El astado de pelo negro, bien puesto, llamado Alcucillo, de la ganadería de don Eduardo Ibarra (Sevilla) -su antigüedad el (08-02-1885), lidiado en Valencia el (24-07-1892)-, lesionó en una caída al picador Francisco Fuentes, saltó por la puerta del arrastre, la rompió, hirió a un periodista y a varios caballos. Lo mató Luis Mazzantini muy bien, al propinarle uno de sus certeros estoconazos.

118.2) Alcucillo:

El (02-06-1901), el toro de nombre Alcucillo, del ganado español de los hermanos Pérez de la Concha -su antigüedad el (07-10-1900)-, se lidió en Madrid, siendo el primer astado que como matador estoqueó en arenas madrileñas Félix Velasco.

119) Aldabilla:

El toro de pelaje negro, de la vacada de Samuel Flores Hermanos, llamado Aldabilla y marcado con el número 209, fue corrido en la Monumental Plaza de Toros de Barcelona en cuarto lugar del festejo celebrado el (26-10-1947). Por su nobleza y bravura mereció y obtuvo el honor de la vuelta al ruedo al redondel en el arrastre.
 


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