Toros Notables

Entrega número 21 - Amargoso...Amistoso

210.1) Amargoso:

Tras varias temporadas de novillero, en las que realizó una labor interesante, empujaron al diestro español, José Flores González (Camará), como a tantos otros, a tomar con precipitación la alternativa, y el (21-03-1918) le doctoró en Madrid José Gómez (Gallito), que le cedió a Amargoso, de la ganadería española de don José María Benjumea, como toda la corrida, alternando con ellos Saleri II.

211.2) Amargoso:

El astado de pelo negro, bragado, bautizado con el nombre de Amargoso, de la ganadería perteneciente al marqués de Albayda, jugado en Madrid el (27-06-1929), soportó cuatro varas, llegando bravo a la muerte. Fue el día de la de la presentación oficial de la ganadería en Madrid. El origen de esta vacada arranca en la que poseyó en Baeza (Jaén) el marqués de Cullar de Baza, quien la heredó en 1886 de don Andrés Fontecilla. Posteriormente pasó a manos de don Juan Agudo (Linares, Jaén), de quien la adquirió don Eloy Hidalgo, de Salamanca, el cual compró casi al mismo tiempo una punta de ganado del marqués de Tamarón, eliminando la sangre de la vacada y sustituyéndola por la de Vistahermosa, que conservaba hasta la década de 1940. Es por ello que el toro Amargoso, nada tenía de sus sangre primitiva y sí de la última ganadería señalada.

212.3) Amargoso:

El toro de pelaje negro zaino, llamado Amargoso, marcado con el número 13 y con 519 kilos de p. v., de la ganadería de El Pizarral, fue lidiado en la madrileña Plaza de Las Ventas el (11-08-1968), al que las mulillas le dieron una póstuma vuelta al ruedo en el arrastre.

213) Ambateño:

La divisa de la ganadería colombiana de Ambaló se vio luciendo sobre el quinto toro, llamado Ambateño, lidiado la tarde del (10-12-1995), en la Plaza de Toros de Palmira (Colombia). Estaba arcado con el número 9 y pesó 446 kilos de p. v., correspondiéndole en suerte a César Camacho. Se le premió con una postrera vuelta al ruedo y días después con el Trofeo al mejor toro de la feria de aquella ciudad.

214) Ambicioso:

El astado de pelaje negro bragado, llamado Ambicioso, de hermosa jechura y marcado con el número 74, de la divisa de don Fernando de la Cámara, fue corrido en la Plaza de Toros de La Coruña el (05-08-1961), haciéndose acreedor a ganar el trofeo “Pro Toro”· donado por la Peña Taurina Coruñesa para premiar el mejor ejemplar de entre los lidiados en aquella Feria.

215) Americano:

El (21-08-1904) se celebró en la plaza madrileña una corrida en la que alternaron los diestros Revertito y Mazzantinito, y novillos del duque de Veragua XIV y de don Santiago Muriel; el sexto novillo, llamado Americano, cárdeno oscuro y abierto de cuerna, atropelló al banderillero de novillos, Jesús Amadeo Sánchez Lahoz (Perlita), al echarle un capote en el tercio de banderillas, y al intentar el torero levantarse lo enganchó el cornúpeto y le corneó contra la barrera. En la enfermería se le apreciaron una cornada en el muslo derecho que le seccionó la femoral. A las pocas horas dejó de existir el modesto banderillero, desangrado a pesar de que los facultativos le colocaron pinzas en la herida para contener la hemorragia. En una carroza tirada por cuatro caballos fue conducido su cadáver al cementerio en medio de una enorme manifestación de duelo.

216.1) Amigo:

El (22-05-1971), la ganadería mexicana de San Miguel de Mimiahuapan (México), propiedad entonces de don Luis Barroso Barona, obtuvo un gran triunfo al lidiarse un estupendo encierro por los diestros Victoriano Valencia, el mexicano Antonio Lomelín y José Luis Parada. El orden en el que salieron los entonces astados de Tlaxcaltecas fue así: Hermano, Cariñoso, Manito y Amistoso, mereciendo la vuelta al ruedo, Cuate y Amigo.

217.2) Amigo:

La tarde del domingo (09-01-2000), el diestro mexicano Jorge Gutiérrez, por aquello de del que persevera alcanza, logró un gran éxito en la “Plaza México”, con Copitas, de la ganadería mexicana de don Javier Garfias, como el resto de los astados de la corrida. Alternaron con él Eulalio López (El Zotoluco) y Julián López (El Juli). En esa corrida, El Zotoluco le realizó dos sensacionales faenas a los toros: Chinaco, al que le quitó un apéndice con petición de otros, y al astado Amigo, con el que tuvo petición de oreja, ambos de la ganadería citada.

218.1) Amistoso:

La fecha del (22-05-1971) quedará para siempre grabada en letras de oro, como la efeméride más grandiosa que se haya registrado hasta hoy -siguiendo en parte al gran espada de la crónica taurina mexicana don Agustín Linares- en todos los anales taurinos, de una ganadería de reses bravas mexicana. Tuvo como escenario el ruedo de Monumental plaza de toros madrileña, de la capital de España, en la tradicional y postinera Feria de San Isidro, donde los colores morado y amarillo su cubrieron de gloria torera, para la divisa mexicana de San Miguel de Mimiahuapam.

Aquel inusitado acontecimiento, escribió una de las páginas más bellas, como se volverá a repetir, para el prestigio de una vacada, al darse el insólito caso, de que por primera vez en la historia de México, se haya lidiado una corrida de este país, en la llamada catedral del toreo, la plaza Monumental de Las Ventas, en Madrid. De los gloriosos potreros de Tlaxcala, y rumbo al Viejo Mundo, un buen día del año 1970, cruzaron el Océano Atlántico los toros de Mimiahuapam, llevando en su sangre la raza, bravura y bravura, con que siempre se han caracterizado.

Por encima de la lógica aventura que semejante decisión tuvo, hay que agregar el lógico riesgo y, sobre todo, la gran responsabilidad que ello representaba para don Luis Barroso Barona, propietario entonces de la vacada, pero sobre ello lucía la ilusión, el placer, el anhelo, que, apartados de todo materialismo y, con los ojos puestos en consumar un deseo, el que al fin y a la postre se logró, teniendo para ello infinidad de problemas que se fueron presentando, desde la llegada de los toros a España, hasta que fueron lidiados, debido al largo viaje que sufrieron en su travesía marítima, necesitando después como era lógico un largo período de recuperación, el que lograron en definitiva debido al celo del caballeroso ganadero español, don Álvaro Domecq y Díez, gran amigo de don Luis Barroso, que ofreció su dehesa de Los Alburejos, en el campo bravo jerezano, para que pastaran y se aclimataran los toros aztecas.

Y llegó -nos repite don Agustín Linares- la histórica tarde del (22-05-1971), y al sonar el clarín anunciando el comienzo del festejo y, ante una gran expectación de la concurrencia y de todos los medios taurinos españoles, hicieron el paseíllo el madrileño Victoriano Valencia, el mexicano Antonio Lomelín y el también hispano José Luis Parada. Rota la formación de las cuadrillas, los timbales del coso máximo de la capital española, redoblaron ante un silencio expectante, para que saliera a la arena -en esta famosa feria de San Isidro-, el primer toro mexicano, que como lazo de hermandad entre los pueblos de México y España, que llevan en su nombre tres sílabas, que unidas simbolizan una palabra:

Hermano fue un toro con trapío, arrogante, de bella estampa, bravo de principio a fin, al que toreó bien Victoriano Valencia, siendo ovacio-nados sus despojos al ser arrastrado por el ruedo. La cabeza del toro que protagonizó la hermandad taurina entre México y España, que abrió plaza en aquella memorable corrida, fue donada por el señor don Luis Barroso Barona a la Diputación Provincial de Madrid, propietaria del coso de Las Ventas, la que allí simbolizará para siempre el recuerdo de tan singular acontecimiento, en el Museo Taurino existente en la misma plaza Monumental madrileña.

Ocupó el segundo lugar, Cariñoso, también extraordinario, que dio en todos los tercios una gran pelea, alegre en su embestida, bravo y noble, pero codicioso con los caballos, arrancándose de lejos y recargando una y otra vez en la suerte, correspondiendo al también bravo torero de Acapulco, Antonio Lomelín, que lo banderilleó a placer, viniéndole el toro de lejos, con alegría, la que no perdió un solo momento, llegando a la muleta en inmejorables condiciones, las que aprovechó el torero para realizar una gran faena, que culminó con certera estocada, para ganarse a ley una oreja, siéndole negada otra, que insistentemente pedía toda la plaza, recibiendo en su triunfal vuelta al ruedo, el clamor de un público entusiasta, que volvió a aplaudir, y aún en forma más delirante, la bravura de Cariñoso, cuando las mulillas lo retiraban del ruedo.

Continuó el éxito de los toros de Mimiahuapam, con Manito, lidiado en tercer lugar, al que al igual que sus hermanos anteriores, dio una magnífica pelea, desentonando el torero José Luis Parada, ante tan notable bravura, que también ovacionaron los aficionados madrileños, cuando el toro era arrastrado a su destino final.

Cuando se abrió la puerta de toriles y apareció en el ruedo el cuarto de la tarde, Amistoso, marcado con el número 33, un clamor de entusiasmo, era fiel reflejo de ese público de Madrid, que siempre observa con toda atención al notable toro, y ahí estaba él, arrogante, con trapío, con sus cinco primaveras y, sobre todo, con su raza, recibiendo cuatro puyazos recargando, para llegar a la franela con una condición suave y noble, sin perder un ápice su bravura, que Victoriano Valencia recibió doblándolo en varios muletazos, para templarle el poder, dejándolo como una seda de Oriente, lo que permitió que el diestro lo toreara a placer, sumergido una embestida sincronizada, con armonía de espíritu entre ambos, hasta que, desgraciadamente, no se logró la consumación feliz de la suerte suprema, debido al acero.

Pero Amistoso sí subió a la gloria, después de haberle dicho a Valencia: Aquí me tienes con toda mi raza, mátame bien y a la primera estocada, porque quiero morir como los bravos, para honra de mis potreros tlaxcaltecas, de los que salí un día para este viejo continente, en holocausto de triunfo para la divisa que llevo, a cambio de una gloriosa muerte.» Y, al doblar Amistoso, aquella masa compacta de la plaza Monumental de La Ventas, considerada por su legendaria historia, cuna y cátedra del toreo, aclamó al unísono los bravos despojos del aquel toro mexicano rindiéndole autoridad y público, el justo y merecido homenaje, de ser paseado por el anillo, en triunfal vuelta, quedando desde entonces como una de las más importantes efemérides de la historia taurina mundial, el insólito caso, de que de la dehesa de San Miguel de Mimiahuapam, saliese un encierro para enarbolar la bandera victoriosa, de ser el más bravo de la famosa Feria de San Isidro... (Foto en T. V. pág. 354).

219.2) Amistoso:

El novillo de don Enrique Martín Arranz lució su divisa en la coso de Jaén la tarde del (11-06-1990). Se llamó Amistoso, estaba marcado con el número 31 y era negro. Se corrió en cuarto lugar y fue merecidamente premiado con una vuelta al ruedo antes de pasar al desolladero. Su estoqueador fue Antonio Borrero (Chamaco), que le cortó las dos orejas,
 


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