Marciano Breña
Marciano BreñaAficionado |
04 Febrero 2016
Martín Toro: El picador que resucitó la suerte de varas
Hemos despedido a Martín Toro Ramírez, picador, uno de los grandes picadores del siglo pasado, que ha fallecido en Jerez a consecuencia de una trombosis que se le formó como resultas de una caída. El sábado y el domingo ha acudido al tanatorio, donde estaba el duelo, familiares, amigos y representantes de todo el mundo taurino, entre el que destacamos los maestros Luis Parra Jerezano, José Luis Galloso o Antonio Lozano.Martín Toro con el periodista Bruce Synclair
Martín Toro había nacido en la provincia de Sevilla, en una finca de don Félix Moreno Ardanuy, donde trabajaba su familia. Uno de sus hermanos, Curro, nacido en Lora del Río, se dedicó también al oficio de picador. Martín se casó y se vino a la provincia de Cádiz, concretamente a Algar, porque empezó a trabajar como conocedor en la finca de Fernández Palacios.
El año 1954 empezó a picar a las órdenes de Juan Antonio Romero. Luego pasó con Rafael Ortega. Con quien estuvo más tiempo, veintidós años, fue con Francisco Ruiz Miguel y ambos se despidieron de la actividad a la vez, en Zaragoza el 14 de octubre de 1988; el toro de esa doble despedida fue “Almonteño”, un animal con trapío del hierro de Celestino Cuadri. Según nos informa Agustín Ladrón de Guevara, además actuó, como suelto, en la cuadrilla de Limeño y también en la de Rafael de Paula.
Martín fue un gran caballista desde joven y esos le permitía manejar los caballos de picar con soltura, para recibir de frente a los toros y también para realizar, cuando era preciso, la suerte de varas a caballo levantado, como podemos observar en una de las fotos que acompañan esta información. En otras fotos que acompañamos lo vemos en la plaza de Cádiz, desaparecida, vestido a la manera goyesca en compañía de Molina (de Sevilla) y de los jerezanos Cristóbal Morales y Juan Gil, y en el patio de cuadrillas de la plaza de Jerez, acompañado de Manuel Cid, Pucherete, Cristóbal Morales y Mateo Navarro y posando con el actor americano Bruce Sinclair. Estas fotos corresponden al fondo documental perteneciente a Juanito Gil, también picador, retirado pero picador. Igual que la foto correspondiente a una actuación en Las Ventas, en la cual se ve la maestría: todavía no ha llegado el toro al caballo y ya está cogido con la puya sin ninguna necesidad de rectificación.
Tal era la calidad de su manejo de la puya que despertó los más encendidos elogios de los críticos, destacando especialmente la crónica que, a propósito de una actuación en Las Ventas, publicó en el diario El País el 27 de septiembre de 1987 aquel cronista de culto que se llamó Joaquín Vidal. Decía algo así como que “…en estas que apareció Martin Toro, caballero, para resucitar la suerte de varas, que estaba muerta, víctima de destructores sin ley. Después de lo de Martín Toro ya no está tan muerta, porque el noble picador, opuesto a la barbarie, la hizo por derecho, tirando el palo delantero, sin barrenar, sin más castigo que el resultante del propio empuje de la fiera”.A caballo levantado
No era ningún obstáculo para picar de esa manera el hecho de que su matador, Ruiz Miguel ha sido el torero que se ha enfrentado a más corridas de Miura (cien) y en todas le acompañaba, con la diferencia que hay entre ese tipo de toros y otros. Martín decía que los miuras aprendían ya en el momento de ir al peto, pero siempre hacía las cosas como únicamente sabía hacerlas. Esto ayuda a calibrar la categoría del piquero. En alguna ocasión, sobre el futuro de la suerte de varas dijo: “Recuperar la belleza de la suerte de varas solo depende de los ganaderos. Ahora los toros no tienen fuerza ni movilidad. No importa si el caballo es grande o chico, todo depende del toro”.
Ha sido una lástima, porque se encontraba por lo demás perfectamente. Él solía pasear diariamente, a sus noventa y dos años, por la plaza de las Angustias y los alrededores, ya que vivía con su hija en la calle Granados. Después de vivir despacio se ha ido rápido. Además tenía otro hijo, también de nombre Martín, que picó en algunas novilladas, pero luego se asentó en Sevilla, tomando profesionalmente otros derroteros. A él y al resto de la familia le transmitimos nuestras condolencias.
Marciano Breña