Luis Rivas Asencio

Luis Rivas Asencio

Cronista taurino de diversos medios

19 Noviembre 2013

Protección y renovación de la Fiesta

La Tauromaquia ya tiene una ley que la proteja. Entrará en vigor en los próximos días. Después de tantos siglos es un hito histórico. La legislación española reconoce por ley por vez primera en la Historia el carácter cultural de la Tauromaquia, blindándola en todas sus manifestaciones.

El texto aprobado insta al Gobierno a aprobar un Plan Nacional de fomento y protección de la Fiesta, además de promover los trámites obligatorios para solicitar la inclusión del toreo en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.

Sin duda la fiesta de los toros es un espectáculo tan ritual como llena de altos valores plásticos, de armonía, gallardía y gracia. Es fuente de inspiración de poetas, pintores, diseñadores, escultores, escritores y artistas en general.

Aunque conviene ser realista en un ciclo, donde el toreo atraviesa momentos muy delicados. No todo se soluciona con este reconocimiento aprobado en el Senado, que implica el blindaje en España, excepto en Cataluña donde seguirán igual, tras el tremendo bajonazo que propinaron los seguidores de Ezquerra, quienes en la Cámara alta, volvieron erre con erre a mentir descaradamente, al señalar que los espectáculos taurinos están subvencionados.

El único tribunal que podría hacer volver los toros a Barcelona sería el Constitucional. La ley que entra en vigor, no tiene carácter retroactivo, ni el Estado tiene las competencias, ya que están en manos de las Comunidades.

En referencia a las denuncias infundadas de Ezquerra sobre las subvenciones a la fiesta, hace unos días el Gobierno ha hecho entrega de más de dos millones de euros en ayudas el cine español. Este año para rodar películas se han concedido 5.400.000 Euros.

Además el Estado reparte ayudas para la exhibición en festivales internacionales o la conservación del patrimonio cinematográfico, entre otras actuaciones. Precisamente los toros como segundo espectáculo de masa en España, aportó el pasado año a las arcas de Estado más de 40.000.000 millones de euros en concepto de IVA y no recibe ni un solo euro de subvención estatal.

Sin perder el hilo de la realidad pura y dura, la fiesta tiene graves problemas de orden estructural y modelo de gestión, que se han quedado obsoletos, unas veces por egoísmo y otras por ignorancia o falta de imaginación, que dañan seriamente a la economía y reducen los festejos. En estos últimos dos años han venido paulatinamente bajando el número de espectáculos en ciudades y pueblos de España. Menos público en taquillas, muchos toros que han sobrado en el campo y empresarios que no ven viable la organización de festejos por los altos costes( IVA, seguros sociales entre otros gastos), son algunos motivos a tener en cuenta, dentro de una crisis general del país. Los más perjudicados: matadores modestos y novilleros que ven frenadas sus aspiraciones en ese relevo generacional que pregonan algunos cínicos.

El pecado capital en este mundillo taurino, es que cada uno, entiéndase poderosos empresarios y apoderados, hacen la guerra por su cuenta, tensando la cuerda a su libre albedrío. Falta unión, reflexión, dialogos entre toreros, empresarios, ganaderos apoderados y propietarios de plazas de toros, sean públicas o privadas. Los canón de arrendamientos son cada vez imposible de mantener.

Las exigencias dinerarias son desorbitadas, además de otras clausulas que exigen facilitar a coste cero, determinadas cantidades de entradas en los mejores tendidos y palcos de la plaza. Si no se tiene en cuenta las claves por la que se rige la organización de la fiesta, como el toro, el torero y el empresario, el público y el aficionado que se retrata en taquilla, empezará por no acudir y dar la espalda. Algunas figuras del escalafón superior quieren mantener sus altas exigencias económicas en los contratos, que no se ven correspondidas muchas tardes con el público que llevan. Sin olvidar sus preferencias ganaderas, predominando el encaste Domecq, excepto Torrestrella y Fuenteimbro, que salen enrazados, con motor que a fin de cuenta dan emoción al espectáculo y el público se divierte.

Ante la preocupante situación que atraviesa la fiesta y el futuro incierto que se viene encima, nadie mueve ficha. No quieren enterarse que buena parte del público no puede soportar el alto precio de las localidades. Hace falta una seria revisión a la baja. Que el espectáculo que se ofrece tenga emoción, toros con raza y bravura , toreros con ganas y entrega, y que el contenido tenga el máximo interés. Sin olvidar la difusión cultural y facilitando el acceso de los jóvenes a la fiesta, con entradas a precios reducidos. De nada sirve haber logrado blindar los toros en todas sus manifestaciones.

Luis Rivas - Nvbre. 2013
 




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