Daniel Pérez Lorenzo
Daniel Pérez LorenzoAficionado |
26 Agosto 2013
Siempre nos quedará Juncal
Desde la presentación de los carteles allá por el mes de junio, la insatisfacción general de los aficionados se percibía en el ambiente. A las ausencias sonadas de El Juli y Padilla se unió el endeble cartel de rejones, que a toro pasado, ha venido a demostrar que es otro de los festejos que permanecen en la UCI, con pronóstico muy grave. Y eso que la empresa pudo enmendar el general descontento a última hora, puesto que en los planes de Serolo no entraba ningún torero local, y finalmente tuvo su sitio para debutar ante sus paisanos el recién alternativado Diego Hermosilla.
Y salió el toro y la lotería. El gordo le cayó a un modesto torero de El Bosque, que en su haber hay que reconocerle el dar la cara cada tarde, pero que para un ciclo de 5 corridas, anunciarse en 3, se traduce en una falta de solvencia, de incapacidad, y de previsión por parte de la empresa. A Alejandro Morilla ni siquiera le tocó la pedrea, y otro año tendrá que esperar a que el "calvo de la suerte" se acuerde de él. Pero para premio la corrida que Dña. Ana Romero envió en la primera tarde. Desde luego que si en ella hubiese estado anunciado Talavante, la gastroenteritis hubiese derivado en "temor, recelo, rescoldo, aprensión, cuidado, sospecha, desconfianza, cerote, medrana, pánico, cangui, canguelo, julepe, jindama, pavor, mieditis, espanto, terror, susto, horror y repullo". Ya lo dijo Juncal, que para eso era sabio.
De un tiempo a esta parte, el ambiente enrarecido de cada tarde de toros en El Puerto descoloca al aficionado. La banda de música toca a destiempo, no cesa su actuación ante un desarme, y hasta marca los tiempos a los toreros entre muletazo y muletazo, como le ocurriera a Manzanares en el mano a mano, o mejor dicho, beso a beso. Y hasta cortan orejas, tapando los defectos del espada de turno, con ese soniquete del rincón que amansa hasta las fieras. Aunque suena de maravilla, el protagonismo real está en el ruedo, y alguien debería aconsejarles. Hasta se arrancaron en el sublime quite de Morante. ¡Cuidado no vaya a ser que la banda del Maestro Tejera de la Maestranza pida los derechos de autor! Total, si estamos en la "Maestranza de verano", pensaría el Sr. Director. Y música echó en falta Castella, quien con aspavientos se quejaba a los músicos pensando si tuviese alguna deuda pendiente. Dos puertas grandes para el francés, muy en Castella, dejando detalles de valor ante una entregada afición, lo cual no es muy complicado. Porque si de la afición tenemos que hablar, nuestro público es para comérselo. En su línea habitual orejera, bondadoso a más no poder y condescendiente tarde tras tarde. Por eso dicen los toreros, ¡qué agradable venimos al Puerto! Aunque siempre hay quien se empeña en meter la pata, y para eso está la autoridad, que provoca lumbalgias y colitis repentinas. ¡Hay que joderse...!
¿A quién se puede dar por triunfador, en un mini ciclo repetitivo, donde a poco que un torero hilvana 3 tandas corta las orejas? Pues sigamos jugando a la lotería, porque papeletas llevan El Cid, Castella, Pérez Mota, y si me apuran Manzanares, o por qué no el novillero Gómez del Pilar. Lo que está claro es que ni Ponce, ni Jiménez Fortes entran en el bombo, ya que pasaron de puntillas por el albero portuense. Y eso que hubo un toro "Importante" de Buenavista, que obtuvo la gloria y dejó satisfechos a esa oleada de aficionados que sibilinamente reivindican las corridas a la portuguesa.
Decía Juncal, que había dos clases de toreros: los de arte y los de bragueta; los de bragueta a ganar billetes, y los artistas a acompañar. Pues se le olvidó un tercer tipo: los desvergonzados, que a las 5 de la tarde son capaces de dejar plantada a toda una afición. No se preocupen ustedes, Perera y Talavante, que los aficionados, ¡tomamos nota! En otras latitudes, donde la fiesta de los toros es una conquista, estos dos serían castigados durante varios años. Aquí seguro que el próximo año, volverán a repetir. Ajo y agua. ¡Qué... sabe la gente! Pues algo sabrá cuando cada año es mayor la huida del coso real.
Daniel Pérez - Agosto 2013