Rafael Gómez Ojeda
Rafael Gómez OjedaActual presidente de la Federación local de Peñas y, expresidnete de la Plaza Real |
07 Septiembre 2010
Una temporada con más sombras que luces
La temporada taurina en El Puerto ha culminado con más sombras que luces. Las cinco novilladas de promoción han tenido un nivel muy bajo, a excepción del triunfador del ciclo, Fernández Ramos de la escuela “La Gallosina”. Si a esto le añadimos que no hubo nada de relieve en las novilladas picadas, podemos adivinar un porvenir poco esperanzador para la fiesta. Lo màs positivo, la presencia de los erales lidiados y la aceptable entrada en estos espectáculos menores.
De las corridas, en el plano artístico pocas cosas quedan para el recuerdo; la buena impresión que causó Oliva Soto en su debut portuense; bonitas pinceladas de Morante sin llegar a coronar el cuadro, y eso sí, las dos actuaciones del triunfador absoluto José Mª Manzanares que en su segunda actuación cortó cuatro orejas, ´cuajando dos macizas faenas distintas entre sí, teniendo en cuenta el juego de sus dos oponentes; técnica, valor, temple, estética, y sabiduría, ejecutando el toreo con mayúscula. El toreo de oro que dijo Domingo Ortega. Y otra cosa a destacar: la preparación, profesionalidad y brillantez torera de las cuadrillas, que recibieron calurosas ovaciones del público.
Del ganado, qué decir. Baile de corrales, toros de ida y vuelta y mucha tensión cuando llegaron algunas figuras: insolentes exigencias y amenazas de caerse del cartel, como el protagonizado por el representante de Morante y de Cayetano exigiendo recuperar toros rechazados por unanimidad anteriormente, e intentando imponer su criterio por encima del presidente y del equipo veterinario. Parece mentira que un matador de toros como Curro Vázquez tenga que recurrir a estos denigrantes métodos para que sus pupilos toreen reses de plazas de tercera. Su actitud mereció la reprobación pública de los peñistas de El Puerto.
Si se me permite una reflexión final, diré que esta temporada ha estado marcada por el síndrome del veto catalán a las corridas de toros. Cuando vieron peligrar sus intereses ganaderos, apoderados y toreros, reclamaron ayuda y apoyos en defensa de la fiesta. En realidad, era para seguir ofreciendo espectáculos de menor entidad, exigiendo toros descastados, faltos de fuerza, y sospechosos, haciendo de la seriedad, grandeza y dignidad de la Fiesta, un sainete huérfano de emoción. El peligro de suspensión de la corrida del día 8 en El Puerto y la suspensión de una corrida en la plaza de Málaga por el problema del ganado, evidencia que el enemigo de la Fiesta está dentro y que ha sido la autoridad de los presidentes, la profesionalidad de los veterinarios y el apoyo de la afición, los que realmente la están defendiendo. Estoy convencido de que habrá un antes y un después del veto catalán. Si no, al tiempo.