Por fin llegó la noticia que todos los "crespistas" estábamos esperando. Gracias a Dios y a la Santísima Virgen, nuestro torero Daniel Crespo tiene apoderado. Era algo que se hacía justicia para el bueno del torero portuense. Sin embargo, no podemos lanzar las campanas al vuelo todavía; sería ingenuo hacerlo.

¿Que es una magnífica noticia? Claro que lo es, y no seré yo quien lo niegue, faltaría más. Después de tanto tiempo esperando, esta noticia nos llena de alegría. Pero hay que mantener los pies en la tierra.

El bagaje de Luisito como apoderado no es muy amplio, eso está claro. Sin embargo, hay que reconocer que durante muchos años fue el mentor de Emilio de Justo, cuando el diestro extremeño apenas tenía cartel en España y tuvo que emigrar al sur de Francia para torear. Y ya sabemos lo que significa hacerse un nombre en el país galo: toros en puntas, con mucho trapío, nada de "tontas del bote". De esa escuela exigente salió la tremenda figura que es hoy Emilio de Justo.

Durante un breve tiempo, Luisito estuvo como mentor de Pablo Aguado, posteriormente apoderó a Emilio de Justo y también representó a toreros con menos renombre, como Jiménez Fortes. Ahora, tiene entre sus manos un diamante en bruto: Daniel Crespo. Su misión será pulirlo y ponerlo en el lugar que merece, en lo más alto.

No somos ilusos como para pensar que Daniel toreará 20 corridas el próximo año, con encastes Domecq y en las ferias más importantes. Si alguien lo cree, más vale que se baje del barco ahora. Como "crespista" convencido, lo único que pido es que tenga la oportunidad de torear entre 8 y 10 corridas. No pido más. El resto lo pondrá Daniel. De eso no tengo ninguna duda.

Tiene en su mano la moneda ganadora: el temple, la torería, el vivir en torero, los "cojones" y, sobre todo, una mano izquierda que a mí, personalmente, me tiene enamorado.

Así lo veo y así lo cuento.

Por lo pronto, voy a ir preparando una alcancía, porque estoy seguro de que la próxima temporada me tocará viajar más que las maletas de la Piquer para disfrutar viendo torear a Daniel Crespo.

Juan M. Quiros