Si por gustarme las cosas clásicas y puras, huya de las modas y la novelería me llaman "rancio", pues lo seré.

 

Me ocurre tanto en los toros como en la semana santa, si le hablo del mundo de la "costaleria" y de la "manera de andar" de los pasos, me quedo con los pasos de Cristo andando de frente, racheado y las "revirás" si son misterios siempre de costero, en los palios muy cortito y sobre los pies, no me gustan los excesos ni las alaracas sin venir a cuento, si por eso me llaman "rancio", lo soy.

 

¿Y a qué viene está introducción del mundo del costal? 

Pues aquí os lo explico, en este complejo mundo del toro de toda la vida al toro lo ha parado el "peón" como se denominaba por antaño, ya después el torero si le veia posibilidades se estiraba por verónicas y terminaba con una media o con la revolera. 

En los "quites" se volvía a torear por verónicas, por chicuelinas, algunas veces aparecían los delantales, las gaoneras o las navarras.

Con la franela de toda la vida de Dios se comenzaba con ayudados por alto, por bajo o por doblones para continuar con el toreo clásico basado en derechazos, naturales, algún molinete para colocarse en la cara de toro, para terminar con el de pecho y rematar la faena con trincherazos, manoletinas si el torero era de los llamados "valientes" para poner el broche con un abaniqueo que a día de hoy se ha pedido, si por gustarme el toreo así me llaman "rancio", lo soy.

 

Se recibe al toro y últimamente veo que se abre el torero de capa y es capaz de dar una larga cambiada en el tercio, una verónica, una chicuelina, incluso es capaz de torear por delantales y terminar con dos medias y tres revoleras, demasiadas cosas a la vez. Eso por no hablar de los "quites", en los que hay tal variedad de toreo de capa que ya me pierdo incluso en los nombres.

Yo desde luego sería incapaz de mencionar a tanta variedad, con lo bonita que son tres verónicas o unas chicuelinas ajustadas  a pies junto para terminar con una media "desmayá".

 

Y si nos ceñimos a la muleta apaga y vámonos. 

Yo desde que mi abuelo me llevaba a los toros el pase de pecho era para irte de la cara del toro con mucha toreria, ahora se da un pase de pecho, otro y otro más, a ver cuándo nos enteramos que el pase de pecho es uno, solo uno. Eso por no hablar de terminar las series mirando al tendido, muy de Borja Jiménez, una vez quizás esté bien e incluso yo te lo compraría, pero hacerlo en cada final de cada serie me parece desproporcionado.

Podía seguir escribiendo este artículo y hacerlo mucho más extenso pero prefiero escribir como siento el toreo, las cosas en sus medidas justas, ya lo dijo el filósofo, lo bueno, si breve, dos veces bueno.(Baltasar Gracián)

 

Llámenme "rancio", pero prefiero seguir siendo un "rancio" antes que un "novelero".

 

Así lo veo y así lo cuento.

 

Juan M Quiros