Morante de La Puebla, de gris plomo y oro, aviso y silencio y aviso y algunos pitos.

Daniel Luque, de tabaco y oro, ovación y oreja.

Juan Ortega de barquillo y oro, silencio y dos orejas.

Una tarde más en la que el maestro cigarrero se va en blanco, cierto es que no le embisten los toros pero él tampoco pone mucho empeño, parece que la cabeza la tiene en otro lado, ojalá vuelva pronto el Morante de estos años atrás, lo mejor de su tarde el paseillo y el impecable traje gris plomo que llevaba hoy puesto.

De Daniel Luque se me acaban los adjetivos, hasta los bueyes le embisten, otra lección de toreria nos ha regalado hoy, con un toro que ni uno de los que estaban en la plaza daba un duro por el, pero él se empeño en llevar la contraria al público maestrante y vaya si lo hizo, una oreja de muchísimo peso para una faena maciza y de mucha exposición.

De Juan Ortega del que tanto se espera por fin llegó, que faena nos ha regalado esta tarde, no se puede torear más despacio y más bonito. Una faena de seda, sin ningún toque de más, siempre toreando con las yemas de los dedos, del gusto de todos los aficionados, llena de detalles, con ese aroma a Triana que nos llega tan adentro, los finales de las series eran verdaderos carteles de toros.
Hoy por fin La Maestranza ha visto al verdadero Juan Ortega ¿Será él, el que vaya a heredar el trono de Sevilla?

Posdata, a ver si de una vez se entera el público que a los toros hay que entrar a la plaza con tiempo, que después pasa lo que pasa, gente en los pasillos de pie y los que llegan a su hora tienen que aguantar a los que por aprovechar el último gin tonic entran con la corrida empezada.

Y por último un palito para los veterinarios, hemos pasado del toro de Sevilla al toro de Jerez o El Puerto. Señores veterinarios que Sevilla es Sevilla y no una plaza cualquiera.

J.M.Quiros