Tirando del sabio refranero español, hay uno muy cierto que nos dice que “todo tiempo pasado fue mejor”, en el mundo del toro seguro que sí.

En el mundo del toro, como en la vida misma, lo que pasa de ser extraordinario a ordinario empieza a dejar de tener valor, eso está ocurriendo en la tauromaquia. Lo que nació para ser la salida por la puerta grande de cualquier torero tras una excepcional e inolvidable faena, se está convirtiendo en algo tan rutinario que está dejando de tener el valor con el que se instauraron esas salidas a hombros.

Hubo un tiempo en que descerrajar la Puerta Grande de Las Ventas o la del Príncipe de la Real Maestranza de Caballería era sinónimo de torear más de 50 corridas ese año y comandar el escalafón taurino con las máximas figuras del momento.

Recuerdo como a José Antonio Campuzano le cambió la vida tras abrir la Puerta del Príncipe con una de Guardiola, un lunes de resaca, o como a Espartaco, cuando estaba a punto de cambiar el oro por la plata, un toro de Manolo González llamado Facultades lo puso en el Olimpo del toreo. Quién no se acuerda como Manili en el año 1988 abrió dos veces la puerta de los sueños de Las Ventas con una de Miura y otra del Puerto de San Lorenzo y se hizo famoso aquel dicho de "qué viene Manili" y por último quiero recordar cómo César Rincón se adueñó del cetro del toreo tras abrir la Puerta Grande de la calle Alcalá, cuatro veces consecutivas.

Y pensaréis ustedes, queridos lectores, a qué viene está parrafada, pues muy fácil y muy clarito. Antaño, abrir las puertas grandes de Las Ventas o La Maestranza era sinónimo de torear en todas las ferias importantes, mandar en el toreo y comprarte el Mercedes y el Cortijo que todos los toreros soñaban con conseguir y ahora de tantas veces que se abren dichas puertas, con faenas de medio pelo, gracias al triunfalismo del público y con la aquiescencia del palco, se han convertido en algo tan normal que no le damos el valor que merece.
¿Sabéis para qué le va a servir a Adrián, de Manuel o a Téllez haber abierto la puerta grande de Las Ventas? Pues para torear 5 o 6 corridas más que tú y que yo.

Creo que es el momento de darle el valor que merece a las Puertas Grandes, por poner un ejemplo, en un tiempo ya lejano en el que devoraba las revistas taurinas y las crónicas del Diario de Cádiz, leía “Puerta Grande” en tal o aquel lugar y del tirón me leía el artículo, hoy leo el titular y no pierdo ni un minuto en leer el artículo.

Tal como digo, Las Ventas o La Maestranza también me gustaría, ya que estamos en capilla, como se suele decir, que la Puerta 59 de la Plaza Real no se abra con tanta facilidad, que sea algo extraordinario. Jamás se debe convertir en ordinario que ya el coso de El Puerto es muy mayor para que no lo respeten, que a alguien que tenga 143 años no se le puede humillar y mancillar como hacemos con la Princesa del Sur.

Juan M. Garcia de Quiros