Juan Manuel Garcia de Quiros Pérez
Juan Manuel Garcia de Quiros PérezAficionado taurino |
16 Agosto 2022
Desde mi tendido 4 (2ª parte)
Si en la primera parte intenté contar las cosas buenas o medio buenas que este modesto y “molesto” aficionado del 4 vio en el coso portuense, en esta segunda vamos a intentar contar las malas o menos buenas que por desgracia han habido muchas.
Ya sabemos que cada uno de nosotros ve la misma corrida de diferente manera, ya lo decía El Guerra, “hay gente pa tó”.
Silencio de los de La Maestranza para otro año que pasó sin pena ni gloria para el maestro Morante por El Puerto. Cierto es que no hubo toros, pero un año por los toros, otro que los de Prieto de la Cal eran una apuesta directa al fracaso, otro que si los duendes no aparecen, sea por una cosa u otra al de La Puebla le han echado un mal “bajío” en El Puerto.
Silencio más que merecido a Manzanares. Triste, apático, abúlico y muy diferente a ese torero que co n su “Concha Flamenca” nos hacía emocionar con su toreo.
Palmas de tango para la empresa por no haber puesto en las taquillas los abonos de jóvenes y jubilados. Un consejo a los próximos empresarios sean quienes fueren, eliminemos del 9 a los gañoteros de profesión y dejemos ese tendido para aficionados jóvenes, pensionistas y parados.
Palmas de tango también para las dos mansadas que nos embarcaron desde Garcigrande y Nuñez del Cuvillo, no se puede ir a comprar el ganado en junio con todos los carteles cerrados en todas las ferias. Lo que queda en los cerrados de las fincas es lo menos bueno, las prisas nunca hicieron buenas migas con el mundo del toro.
Pitos para la presidencia por su manga ancha en repartir orejas y puertas grandes.
Ya sabemos que la primera la pide el público y cierto es que se pidieron orejas con mucha fuerza por faenas que hace años eran de ovación o vuelta al ruedo, pero las segundas orejas sí es responsabilidad de la presidencia y ahí se debió ser mucho más duro, que la Puerta Grande no fue capaz de abrirla ni Curro, ni Rafael ni Antoñete y hoy por hoy por cuatros trapazos, mucho ”pico”, unos rodillazos y una estocada caída en los bajos se abre esa sagrada Puerta 59, así No. ¡Cuánto se echa de menos una bronca como las de antaño a Don Nicomedes!
Pitos para la duración de las corridas.
Corridas que duran casi tres horas cuando toda la vida de Dios las corridas han durado dos horas o poco más, todo se hace eterno y esta es una fiesta viva. Mulillas que tardan en salir una eternidad, banderilleros que estorban y piden orejas como si fuesen un aficionado más, avisos que jamás suenan con faenas de más de doce minutos, vueltas al ruedo que son más lentas que el paso de la Esperanza de Triana entrando en Campana.
División de opiniones para los aficionados al cante que se ha puesto de moda en la Plaza Real.
Señoras y Señores que venimos a ver toros no a escuchar cantes y si al menos fuese cante del “güeno” tendría un pase.
Demasiada gente en el callejón sin taparse, cualquier día ocurre una desgracia, excesivo protagonismo de la Banda del Maestro Dueñas en algunos momentos de la lidia, el total desconocimiento de la tauromaquia, público que se levanta en mitad de la faena, que se van cuando el torero se cuadra para matar, de querer que se devuelva un manso de libro, aplaudir a la banda cuando lo importante es lo que ocurre en el ruedo, pitar a un picador por hacer lo que tiene que hacer o pedir un indulto a un toro con un picotazo y con las fuerzas justas, que pena me da de mi Plaza Real.
Bronca al arte del gañoteo, en el cual hay verdaderos profesionales. “Aficionados” que en su hábitat natural del tendido 9 han visto todas las corridas de valvuleo, el que quiera ver todas las corridas de toros, que saque la de Ubrique, que esto es un negocio y hay personas que se juegan su dinero.
Bronca y almohadillazos de los de esas tardes de Curro Romero, al ayuntamiento. No se puede hacer un pliego de condiciones en mayo y solo por unos cuantos meses, que nos privan de la corrida de feria y por el tema de conciertos también nos han quitado la fecha más taurina del año, el 15 de agosto. Además de ser un pliego leonino, en el cual el ayuntamiento se hace cargo de dos palcos, un burladero de callejón y no sé cuántas entradas gratis, que sirven para pagar favores o estómagos agradecidos, me parece un auténtico abuso. Por cierto, de todos esos que hicieron de esos palcos su cortijo particular, no vi a ninguno de ellos en las dos clases prácticas a excepción del concejal de plaza de toros Cesar de la Torre, que a pesar de no ser un taurino reconocido ha asistido a muchos actos en los que era requerida su presencia, ¡ole por usted!
Y ya cuadrado para matar y antes de que el toro ruede sin puntilla, todo lo expuesto lo hago desde el máximo cariño, respeto y amor que le tengo a la Plaza Real.
La fiesta de los toros tendrá futuro mientras haya locos como nosotros.
Antonio Chenel “Antoñete”.
J.M. Quirós