Olga Pérez Puyana
Olga Pérez PuyanaLicenciada en Derecho, cronista taurino colaboradora de diversos medios y ex-presidenta de la plaza de toros de El Puerto. |
26 Agosto 2019
Ni duendes ni hadas, solo verdad y hambre...
De todos es sabido que siempre idealizo el toreo creado desde la magia, la belleza, la siempre presencia de los duendes y musas del toreo que se agazapan en todo aquello que genera la grandeza de nuestra fiesta, pero hoy solo les hablaría de verdades y hambre de triunfo. Ansias de horas esperando a que suene ese teléfono y un esportón que espera ser removidos por ruedos a gritos, el de Daniel Crespo. En la faena de Daniel claro que los duendes aparecieron, hicieron presencia en dos faenas de muchos kilates, desde el toreo fundamental al de adorno que encumbró lo que presenciábamos en el ruedo, sin desdeñar que el temor no nos abandono en ningún momento, porque lo que hace grande y marca distancias a un torero y a su labor es poner toda la verdad sobre el tapete, desdeñando su propia vida, y eso cala en los tendidos y muy dentro.
Si hay algo que hace a nuestra fiesta del toro especial es que es el único espectáculo donde hay actores pero no hay guiones escritos, no ha predicciones posibles, en un momento gira la moneda hacia el otro lado, el de la cara...y no hay nada que se pueda prever a priori, ello es quizás lo que la envuelve de ese halo de misterio que solo al rodar el sexto queda desvelado, y que quieren que les diga pero el final de esa tarde nos envolvió a todos de un regocijo de paisanaje difícil de explicar...
Digno de elogiar el cariño con el que fue recibido Daniel desde el paseíllo, hasta las palmas por bulerías en sus dos prólogos de faenas, sin notarse para nada la ausencia que cubría, y con lo dura que suele ser la ciudad para sus artistas, en una tarde en la cual los a priori seguros triunfadores, las figuras, abandonaban la plaza por su propio pie...porque la tarde tuvo un protagonista que verdaderamente necesitaba a toda costa ese triunfo.
Daniel no podía permitirse el lujo de moverse por la plaza como quizás El Juli contrariado por el viento y escaso juego de sus toros, y un Manzanares mas entonado pero sin acople definitivo y hasta despistado en alguna ocasión con el toro delante... porque aquel que entró por la vía de la sustitución no sin esfuerzos, alzaba sus manos en justicia por el dintel de la puerta cincuenta nueve jugándose la vida materialmente, pura verdad, para nuestro orgullo y felicidad no disimulados...Felicidades torero!...
Olga Pérez Pyana
Agosto 2019