Quizás nunca se valora que lidian los festejos de más peso en la plaza, los más complejos y duros, los más imposibles.

Siempre se valoraran las faenas de filigranas y esculpidas a ejemplares moldeables, y nunca las que suponen poner la vida sobre el tapete, el “los que van dejarse matar te saludan”, teniendo en cuenta que el dique seco no da más que presión y tensión en la cara de los toros.

Nunca se galardona el merito que tiene dar pases a un toro que te quiere arrancar el cuello, que pone precio a tu cabeza en banderillas, siempre se premia a quien se asoma al balcón en la belleza y la espectacularidad de aquel que te deja sacar los brazos y clavar arriba, nunca al que espera y espera, sin dejar pasar y deben salir de la suerte con la suerte de no ser prendidos.

Dichosos aquellos que son capaces de percatarse en plena lidia que hay ciertos ejemplares que se asoma al ruedo para ponerse en jaque a todo aquel que les trate de plantar cara.

Bienaventurados aquellos que en el ruedo son capaces de jugarse la vida por aliviar a un compañero que no lo ve nada claro, y que el publico ni se da cuenta de ello, y sobre todo aquellos que limitan su labor a colaborar en todo lo que esta en sus manos para lograr como único objetivo el éxito del matador que en definitiva redundara en el de todos, aunque eso sólo escasos aficionados lo percibirán.

Probablemente no se tenga en cuenta que ciertas lidias ocultan y tapan los defectos de los toros, economizan capotazos al máximo sin dejarse ver en ningún momento, y así mejorar y repercutir en todo aquel que debe ponerse delante del burel, paradójicamente se valora la que se deja ver cuando debe ser justo en contra.

Probablemente sólo se valora la superficial y fácil, lo hermoso pero carente de valor verdadero, no se analiza con claridad que son siempre los menos expertos sufren la critica y el análisis mas metódico.

Probablemente no?...o si?...
 

Olga Pérez
21 Agosto 2009