Vic-Fézensac (Francia). Feria de Pentecostés. Toros de Victorino Martín Andrés, desiguales de presentación y juego.

El Fundi, silencio y silencio;
Rafael Rubio 'Rafaelillo', ovación y ovación;
Juan Bautista, ovación y ovación.
 

Por su gran trapío y cuajo imponente la corrida de Victorino Martín hubiera podido ser lidiada en Las Ventas.
Todos cinqueños, los albaserradas fueron bravos en el caballo y duros de carácter, ninguno de ellos admitiendo seguir los engaños de la cadera para atrás, y algunos -segundo y quinto por ejemplo- ni eso.
Quizá se desplazó un pelín más el lote de Juan Bautista, sin tampoco ofrecer mucha opción, el tercero por faltarle un tranco para ser un buen toro y el último por enterarse muy pronto.
El Fundi: pitos y pitos.
Rafaelillo: saludos y palmas.
Juan Bautista: saludos y palmas.



Rafaelillo y Juan Bautista salvaron hoy la dificultad de una dura corrida de Victorino en Vic-Fezensac, en el sur de Francia, en la que El Fundi fue pitado en ambos toros.
El Fundi, que no apostó con ninguno de sus dos toros, duros y de embestidas cortas los dos, se limitó con aliñarlos por la cara sin quizá mostrar suficientemente al público que de aquellos pozos no había nada que sacar, razón por la cual le abuchearon bastante.

Rafaelillo se peleó con pundonor con el segundo, una alimaña de campeonato que buscaba las zapatillas y no le regaló ningún muletazo.

Ahí sí entendió el público que no había nada que hacer, y se le premió al torero el esfuerzo y la honradez con una ovación calurosa que recibió en el centro.

Con el quinto, un mastodonte de casi seiscientos kilos, Rafaelillo bajó otra vez en la trinchera para dejar bien alto su pabellón de luchador nato.

La buena sorpresa del día fue la soltura demostrada por Juan Bautista frente a sus dos toros, más claro el tercero que el sexto, y muy complicados los dos también.

Con mucha cabeza y valor frío, Juan Bautista se estiró con el capote y aprovechó luego las pocas embestidas claras para parar los pies y dibujar los únicos muletazos completos de la tarde. Por pinchar dos veces a su primero perdió la oreja. Pinchó también una vez al último antes de dejar una buena entera.

EFE