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No hay billetes
25 Abril 2025El Puerto (Cádiz) Artículo de opinión de Juan M. Quiros
A dos días de que arranque, posiblemente, la temporada más aburrida de la historia en La Maestranza, solo hay dos datos incontestables. El primero: que los carteles los ha confeccionado Matilla —y no hace falta ser un lince para darse cuenta—. El segundo: que el único que ha colgado el cartel de "No hay billetes" es el Genio de La Puebla. Como dice el refranero, "algo tendrá el agua cuando la bendicen". Pues eso, que más de uno debería aplicarse el cuento. Morante: cuatro tardes, cuatro llenos absolutos.
Para algunos, será un sinvergüenza, un mangante, un miedoso... Llámenlo como quieran. Para los que disfrutamos de la canela fina y el jamón del que pica, es el mejor torero de los últimos 75 años. El único capaz de haber compartido mesa con Joselito, Belmonte y Manolete.
Quiero hacer mío un comentario en petit comité de mi admirado Antonio Ruiz, “el veterinario”, como me gusta llamarlo: Morante es el torero más valiente del escalafón, el que se pasa los pitones más cerca, el más puro. El único que, en plena pandemia, tuvo agallas para tirar del carro. El que toreó todos los encastes y en plazas grandes, medianas y en pueblos recónditos. Eso sí, no esperen de él que se dé coba cuando no le gusta el toro. No va a tirar por la calle de en medio ni a aburrir a la concurrencia. Corta por lo sano y a otra cosa, mariposa.
Te podrá gustar más o menos, pero a nadie engaña. Y yo, que me he hecho por Morante más kilómetros que el baúl de la Piquer, puedo dar fe de ello. Me he cabreado con él, y mucho, pero también le he visto cortar hasta tres rabos: en El Puerto, en Linares y en aquella inolvidable tarde en La Maestranza hace dos años. Es el único torero que me ha hecho llorar en una plaza. Y no una, sino dos veces: la tarde de San Miguel de 2022, vestido de verde manzana y oro —para mí, su tarde cumbre—, y la tarde del rabo en Sevilla, vestido de turquesa y azabache, de la que ahora se cumplen dos años.
Sé que no nos queda mucho del Genio. Y será entonces, cuando ya no esté, cuando empecemos a comprender la verdadera dimensión del torero que ha sido José Antonio Morante Camacho.
Posdata:
Por cierto, por primera vez en muchos años no podré asistir a ninguna de sus corridas en la Feria de Abril. Imposible conseguir una sola entrada. Si no llega un milagro, este año habrá que abrir nuevos horizontes para seguir viéndolo. ¿Madrid? ¿Por qué no?
Juan M Quiros

