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Locos
28 Marzo 2025El Puerto (Cádiz) Artículo de opinión de Juan M. Quiros
Son las 11:30 de la mañana de este viernes, y sí, hay que estar un poco loco para hacerse más de mil kilómetros en coche, dormir dos noches fuera de casa y enfrentarse al frío polar que nos espera en Madrid, solo para ver una corrida de toros.
Me diréis que estamos locos, y quizás no os falte razón. No seré yo quien lo niegue. Pero cuando uno confía plenamente en algo, o en alguien, no hay distancia, ni frío, ni sacrificio que valga más que esa ilusión.
Sé que muchos pensaréis que estoy ciego con Daniel Crespo, que lo hago porque es amigo mío, que si fuera otro torero no me movería de casa. Pero nada más lejos de la realidad. Si hoy recorro media España para verlo torear es porque estoy convencido de que El Puerto de Santa María tiene en él a un torero capaz de revolucionar el escalafón si la suerte le acompaña. Y yo, créanme, no me embarco en una locura así por cualquiera. En toda mi vida solo lo he hecho por tres: Curro, Rafael y Morante.
Quizás no salga todo como soñamos. En esto manda el toro, y solo él. No existe arte en el mundo que dependa tanto de factores ajenos. El toro tiene que embestir, el torero debe estar inspirado, debe tener su día, que el viento no moleste, que el momento se dé. Es un milagro en sí mismo cuando todo se alinea.
Decidme, ¿en qué otro arte es necesario tanto? Si un pintor no tiene el día, puede dejarlo para mañana. Si un músico no encuentra la nota, le bastará con volver a intentarlo más tarde. Si un escritor pierde las musas, puede esperar su regreso. Pero en el toreo no hay después, no hay mañana: es aquí y ahora. Solo en ese instante.
Y por eso estamos locos. Locos por seguir creyendo, locos por seguir soñando, locos por seguir amando esta bendita locura que es el toreo.
Así lo vi y así lo cuento.
Juan M. Quiros

