Toros Notables

Entrega número 63 - (Cachorrito...Cadino)

26. Cachorrito:

El (16-09-1943), el burel llamado Cachorrito, de don Eduardo II Miura, marcado con el número 136 (*), de pelo chorreado en verdugo (**)–sigue aumentando el números de toros con ese pelaje-, fue lidiado en la ya tradicional y hoy famosa feria taurina de Castellón de la Plana (España), el día al principio citado.

(*) De los casi 10.000 toros que tenemos catalogados, tan sólo hemos encontrado a éste herrado con ese número.

(**)Don José Velázquez y Sánchez (Don Clarencio) describe con el pelaje «rubio, chorreado y bociblanco», en su publicación: Cartas tauromáquicas, nos reseña un hermoso burel, como ejemplo de los toros típicos conocidos por chorreados o alagartados (6), entendiéndose como tal el que tiene cualquier pinta o pelaje con listas verticales del lomo al vientre, de su color pero de tono más oscuro que lo restante. Pueden, pues, ser chorreados todos los toros, menos los berrendos. Así lo reseñó Don Clarencio: «Quinto. Lagarto, de color castaño, chorreado, con ojo de perdiz...»

27. Cachorro:

El toro, de nombre Cachorro, de la ganadería española de don Sabino Flores, de Peñascosa, fue lidiado en Vinaroz en julio de 1880, en compañía de Batallón. En ocho varas mató cuatro caballos y dejó dos mal heridos. En vista de que este toro acabó con los caballos que había comprado el empresario, al precio que fuera, debido a que Batallón(*) acabó con todos los jamelgos de la cuadra, se repitió otra vez el escándalo por parte de los aficionados.

(*)Tomó ocho varas, dio ocho caídas y mató seis caballos. Este toro dio lugar a que el público intentase destruir la plaza, pues mató todos los caballos que en ella había; ante tal actitud, los empresarios tuvieron que salir inmediatamente a buscar más caballos, pagándolos a como pedían. Una vez restablecida la cuadra, el siguiente astado, llamado Cachorro, de la misma ganadería, que en ocho varas mató cuatro caballos y dejó dos mal heridos, acabó con los que había, comprado, repitiéndose otra vez el escándalo por parte de los aficionados.

28. 1 Cachucho:

El (20-09-1874), el matador Manuel Hermosilla y Llanera, toreó en la plaza de Madrid, alternando con los mismos espadas que el día 12 de junio en que hizo en esa plaza su presentación, es decir, con Rafael Molina (Lagartijo) y Salvador Sánchez Povedano (Frascuelo). El tercer toro, del duque de Veragua XIV, llamado Cachucho, era negro bragado, buen mozo, cornigacho y bizco del izquierdo. El toro tendía a refugiarse en las tablas, pero Hermosilla logró que las abandonara, volviendo el matador a desliar el trapo y a pasarlo, saliendo a cada pase por pies, porque el bicho se revolvía. Cuando se decidió matar salió herido de gravedad, después de haberlo suspendido y dejado caer en el suelo, presentando en la enfermería una cornada en la parte interna del muslo derecho. Lagartijo lo mató con admirable valentía.

29. 2 Cachucho II:

Rafael Molina (Lagartijo) y Ángel Pastor, que sustituía Francisco Arjona Reyes (Currito), herido en Madrid el (16-05-1878), alternaron en la Plaza de Toros de Málaga el (28-06-1878). Ángel Pastor, obtuvo el triunfo más grande de su vida taurina. Se lidiaron siete reses del duque de Veragua XIV- En otra crónica que fueron de doña Dolores Monge, viuda de don Joaquín Murube. El público recibió a Ángel Pastor con desconfianza expectante, que se resolvió en interés y entusiasmo cuando, con un estupendo cambio en la cabeza, seguido de ocho pases naturales maravillosos, con la derecha y en redondo, saludó al segundo toro de la tarde, llamado Gitano, que despachó de una estocada arrancando, suerte que ejecutó de un modo perfecto; y luego al cuarto, llamado Botello y al sexto, Sereno, con los que acabó de dos medias estocadas, después de una serie de pases naturales que mantuvieron a la gente con las bocas y las manos estruendosas un buen rato.

En esa corrida tuvo lugar una de sus más bellas tardes del famoso picador Juan Trigo la tuvo en la plaza de Málaga el (15-06-1878). Se lidiaron siete toros del duque de Veragua XIV, y Juan Trigo, siguiendo una costumbre de su padre, que cuando picaba ganado del duque gustaba de hacer con la garrocha hondas zanjas en los morrillos, se entusiasmó tanto en su trabajo, que desapareció su apatía, famosa y proverbial con el tiempo, y sonaron en su honor largas ovaciones. Al primer toro, Jícarero, le dio dos tremendos puyazos, doliéndole tanto el castigo al animal que no quiso tomar más de cinco varas y se desangró por la ancha y honda herida que le había producido la garrocha del buen picador (Recuerde el lector a Cachucho, lidiado en esa misma corrida, que fue estoqueado por Rafael Molina (Lagartijo).

Una de sus más bellas tardes del famoso picador Juan Trigo la tuvo en la plaza de Málaga el (15-06-1878). Se lidiaron siete toros del duque de Veragua XIV, y Juan Trigo, siguiendo una costumbre de su padre, que cuando picaba ganado del Duque gustaba de hacer con la garrocha hondas zanjas en los morrillos, se entusiasmó tanto en su trabajo, que desapareció su apatía, famosa y proverbial con el tiempo, y sonaron en su honor largas ovaciones. Al primer toro, Jicarero, le dio dos tremendos puyazos, doliéndole tanto el castigo al animal que no quiso tomar más de cinco varas y se desangró por la ancha y honda herida que le había producido la garrocha del buen picador. En el séptimo y último toro de la citada corrida malagueña, Cachucho, negro lombardo, modelo de bravura, seco, duro y pegajoso (44) que tomó 16 varas, del brazo de Juan Trigo, digno Hércules, dio nueve caídas y mató ocho caballos, matándolo Rafael Molina (Lagartijo), y en una de las varas fue como sigue:

«El bravísimo Cachucho, ya harto de cornear y matar caballos, hecho el morillo literalmente una criba de tantos puyazos hondos, partió al caballo; Trigo le recibió con todo el esfuerzo que de él debía esperarse, y ¡qué hermoso grupo para haberlo trasladado al lienzo por mano de un consumado artista! Por espacio de un minuto lucharon forcejeando de poder a poder; el bravo astado había conseguido llegar al caballo en un supremo empuje sobre su cuarto posterior, y corneándole, ora clavaba el asta derecha, ora la izquierda sobre el vientre del solípedo, quedándose dormido, sin movimiento de cabeza a veces, sacando en determinados instantes el asta para clavar ambas al mismo tiempo.

Aquel lance era tan terrible que por la misma magnitud de él se hacía interesante en grado superlativo; pero al fin tuvo término, y en una última titánica contracción de acerada musculatura del famoso Trigo, cedió Cachucho y fue despedido con la garrocha, de la cual media vara casi había penetrado en la ancha cerviz de aquella fiera... Cuando Trigo pudo recobrarse, la mano derecha cayó pesadamente sobre el borrén delantero de la silla, el cuerpo quedó inclinado sobre el mismo y hubieron de transcurrir largos segundos para que cediera la agitada respiración que, a prolongarse más, le hubiese asfixiado por falta de aire en los pulmones.» El (04-11-1886) picó su última corrida en Sevilla y desapareció del arte taurino, que cultivó tan gallardamente.

Pegajoso. Se dice del toro que recarga en las suertes y embiste en ellas reiteradamente al mismo objeto: «Toros pegajosos y que se ciñen, son propiamente aquellos que embisten con gran deseo de cebarse en el objeto.» (Pepe-Hillo. Tauromaquia.),

Lombardo. Se dice del toro que tiene el lomo pardo, con pelaje parecido al aldinegro, con el que no debe confundírsele, pues en éste el tránsito al negro es brusco, mientras en el lombardo o lomipardo se verifica con una graduación de matices. Dos ejemplos: «Bolichero, negro lombardo, bien puesto (José María Rey, Selipe. Espartero y Guerrita.» «Su pelo negro como el tizón, lomipardo, bien puesto y duro al palo.» (José Santa Coloma. Fiestas Reales, 1878)-, cornicorto y cornicimbareto (*) del derecho (Aurelio Ramírez Berna, P. P. T. Los grandes sucesos de la vida taurómaca de Lagartijo.).

(*) Se designa también como cornialto. Ejemplo: “…Cachucho, negro lombardo, cornicorto y cornicimbareto del derecho (Aurelio Ramírez Bernal. P. P. T. Los grandes sucesos de la vida taurómaca de Lagartijo.)

30.3 Cachucho:

El (22-05-1879) toreó su última corrida el célebre banderillero Esteban Argüelles (Armilla), nacido en Madrid el (19-02-1845); el cuarto, llamado Cachucho, negro zaino, de don Antonio I Miura, le cogió y derribó al clavarle un par desigual cuarteando, aunque sin consecuencias. Falleció por un fuerte catarro vesical que se complicó con otras afecciones, para morir el (01-09-1879), en plena juventud y triunfo.

31.4 Cachucho:

El novillo de la ganadería jerezana de Martelilla, del marqués Domecq, llamado Cachucho, fue lidiado en Alcoy (Alicante), el (19-06-1932). Hizo una gran pelea, ovacionándosele en el arrastre…, pero ya hacía años que se silenciaba el número de varas recibidas.

32. Cachurro:El (16-10-1896) se celebró en Guadalajara (España) una corrida para Antonio Moreno (Lagartijillo) y Emilio Torres (Bombita). No pudiendo torear el primero por estar lastimado de un ojo, lo sustituyó Juan Gómez Lesaca y García; salió el segundo toro de la tarde, llamado Cachurro, retinto y albardado (*) de la ganadería española de don Victoriano Ripamilán; tomó tres varas del Inglés y Calesero, quedándose en los tercios cerca de toriles, Lesaca, que se hallaba muy cerca, volvió la cabeza para advertir al Inglés que entrara en suerte; se le arrancó el bicho, y con el terreno ganado le siguió hasta las tablas, donde Lesaca se había detenido sin querer saltarlas, creyéndose que iba a pasar de largo, y lo empitonó por la pierna derecha. Rodó Lesaca por la arena, se incorporó después de hacerle el quite Bombita y fue conducido a la enfermería, donde se le reconoció una herida en la parte superior del muslo de 15 centímetros de extensión por cinco de profundidad. En estado grave fue trasladado a Madrid, dejando de existir a las once de la noche.

(*) Se dice del pelo del toro que tiene sobre el lomo, y en forma de albarda, una mancha de distinto color, o matiz suficientemente diferenciado del mismo. Tal calificación no se aplica nunca a los toros berrendos. Ejemplo: “Desde la salida del tercero, llamado Fortuno, retinto, albardado y bizco de la izquierda, comenzaron las temeridades por parte del Salvador (Frascuelo).” (Antonio Peña y Goñi. Lagartijo y Frascuelo, y su tiempo.)

33. Cadenero:

El (28-02-1954), en El Toreo de Cuatro Caminos (ciudad de México), el diestro mexicano Fermín Rivera, le cortó una oreja a Palomillo y las dos y el rabo a Soberano, mientras que Manuel Jiménez (Chicuelo II), le cortó los mismos apéndices a Cadenero, siendo todo el encierro de la prestigiada ganadería mexicana de Tequisquiapan.

34. Cadete:

Manuel Carmona Luque (Panadero), Vicente García (Villaverde) y José Sánchez del Campo (Cara-Ancha) alternaron en Madrid el domingo (04-06-1876) en la lidia de astados de don Rafael Laffite y Laffitte, destacando el toro, de nombre Cadete, que hizo una magnífica pelea, aguantando en el primer tercio 18 varas y dejando para el arrastre a cuatro jamelgos. Panadero había sido contratado por la empresa de Madrid para varias corridas, estoqueando el viejo maestro sevillano, Panadero, con bastante aceptación. Esa tarde actuaron como banderilleros en la cuadrilla de Villaverde, Diego Prieto Barrera (Cuatrodedos) y Antonio Baden. Ese día, Diego Prieto, se presentó por segunda vez en Madrid.

35. Cadino:

En el tradicional serial taurino de la Feria madrileña de San Isidro de 1974, el toro de nombre Cadino, marcado con el nº 5, de pelaje chorreado en verdugo, de la ganadería de don José Pereira Palha Blanco, obtuvo del premio al mejor toro de dicho serial, por su extraordinario comportamiento en los tres tercios de la lidia. Estuvo entre los 46 toros premiados entre 1950 y 1996. La Feria de San Isidro madrileña, repetimos, no sólo supone el ciclo más largo de corridas y, por tanto, el de mayor número de toros lidiados, acercándose durante los últimos años a los treinta festejos celebrados, sino también, en líneas generales, las de mayores exigencias sobre las condiciones que deben reunir los toros, aunque a veces, el desmedido celo de algunos grupos de aficionados por el tamaño de los toros, peso y armadura, más bien parecen que quisieran resucitar los ancestrales toros pintados en la cueva rupestre de Altamira. Y sin embargo, ya es bien sabido que los toros demasiado grande y pesados, no son siempre aptos para una lidia artística y, como se casan pronto, se dedican a defenderse dando cornadas.
 


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