Toros Notables

Entrega Número 69 - (Caminante...Caminito)

78.1 Caminante:

El domingo (11-11-1894), el diestro de Algeciras (Cádiz), José Sánchez del Campo (Cara-Ancha) -nacido el (08-05-1848)-, se despidió definitivamente del toreo en la Real Maestranza de Caballerías de Sevilla, alternando esa tarde con Bonarillo y Reverte, estoqueando seis toros de la ganadería sevillana de Murube, que banderillearon Jarana, Quinito, Minuto y Faíco. Se le ovacionó calurosamente durante las faenas que le correspondieron, y el último que mató, con un volapié ido hasta la mano, se llamó Caminante. A poco fijó su residencia en Aznalcázar (Sevilla), donde pasó entre su familia los últimos años de su vida, y dejó de existir el (31-03-1925). En esa corrida picó por última vez en la Real Maestranza de Sevilla José Trigo y Ruiz, nacido en Sevilla el (23-11-1854), hijo del famoso picador José Trigo y hermano de Juan. Irremediablemente influido por el medio ambiente, se inclinó a la profesión tan cultivada en su familia, después de hacer los primeros estudios. Hizo su aparición en Madrid en 1880, y el 6 de junio tomó la alternativa de picador, picando con el Chuchi seis toros del duque de Veragua. Por influencia de su hermano Juan, el gran picador, consiguió un puesto en la cuadrilla de Francisco Arjona Reyes (Currito), con quien permaneció hasta 1887.

El 3 de julio de ese año le produjo una contusión en la pierna izquierda en el circo de Madrid, Madrileño, del conde de Patilla. En el último año citado pasó a la cuadrilla de José Sánchez del Campo (Cara-Ancha), con quien permaneció hasta su retirada. El (16-09-1894) picó por última vez en Madrid, y el 11 de noviembre lo hizo en Sevilla, al mismo tiempo que José Sánchez del Campo dejaba de torear. El último toro que picó en la plaza madrileña se llamó Carpintero, de don Eduardo Ibarra, lidiado en cuarto lugar, probablemente en mayo de 1895. Fue una figura muy querida y estimada por los aficionados de la Corte, que siempre le dio sus aplausos. Retirado a la vida hogareña, le sorprendió la muerte el (12-08-1897), en Sevilla. Buen picador, de mucha pujanza y habilidad, su vara caía sobre los toros certera y artísticamente. Sufrió pocos contratiempos, salvo los tumbos y conmociones de rigor.

79.2 Caminante:

El (13-08-1989), recibió la alternativa el diestro venezolano Manolo Rodríguez, en Tezuitlán (Estado de Puebla, México), de manos de Curro Rivera y ante la presencia de Miguel Espinosa (Armillita chico), con toros de Santa Rosa de Lima. A su segundo, Caminante, que fue un burel sensacionalmente bravo y noble, y lo indultó.

80.1 Caminero:

El (09-12-1894), Caminero, novillo de desecho de tienta y cuatreño, de pelo retinto, listón y veleto, de la ganadería de don Esteban Hernández, luchó en la plaza de toros de Madrid con el león llamado Regarde, al que acometió doce veces, echándole por alto en siete ocasiones y produciéndole varias heridas, de las cuales murió a los pocos días. Casi medio siglo antes, el (15-08-1848), el toro de la ganadería española de don Manuel Suárez Jiménez, de Coria del Río (Sevilla), colorado y levantado de cuerna, Caramelo, se presentó por primera vez en Madrid para luchar con un león y un tigre (Véase dicho astado). Alguien ha dicho que «al parecer sólo en esas dos ocasiones se enfrentaron los toros a los leones»; pero no es así, ya que a lo largo del siglo XVI se celebraron varios enfrentamientos de toros con fieras salvajes, correspondiendo siempre el triunfo a los de lidia. Una de esas luchas tuvo lugar en Madrid, entre un toro y un león, contienda que por cierto fue invitado a presenciar el rey Francisco I de Francia, a la sazón cautivo de Carlos V, ya que vencido y hecho prisionero en la célebre batalla de Pavía, fue llevado a España (Madrid), y sólo recobró su libertad mediante el duro Tratado de Madrid. Que no fue cumplido, volviendo a encenderse la guerra entre Francia e Italia, que también fue desgraciada contra él y que terminó en el Tratado de Cambray. La célebre batalla de Pavía, tuvo lugar el año 1525 y en ella las tropas imperiales de Carlos V vencieron a las del rey francés Francisco I ( 23 y 24 de octubre), frente a los muros de Pavía. El rey de Francia, después de tener sitiada durante cuatro meses a la ciudad, defendida por el español don Antonio de Leiva, salió de su campo fortificado y aceptó combate al ejercito imperial francés mandado por el marqués de Pescara, Lannoy, virrey de Nápoles, y el condestable de Borbón. Si bien al principio la artillería francesa causó estragos en la vanguardia española, los arcabuceros vizcaínos y sevillanos dieron buena cuenta de la gendarmería francesa, mientras Leiva hizo una salida con los sitiados. Pereció la flor de la nobleza francesa y el rey Francisco I fue hecho prisionero por el guipuzcoano Juan de Urbieta y rindió su espada el virrey de Nápoles. Aquella noche, el monarca francés, escribió a su madre una carta, cuyas últimas frases se han hecho célebres: «Todo se ha perdido, menos el honor y la vida.» (Filiberto Mira. «El Toro Bravo. Hierros y encastes», pp.18). Sin embargo, el mismo autor refiere el más curioso enfrentamiento entre un toro de lidia y otros animales de la fauna mayor silvestre tuvo lugar el (13-10-1631) en el madrileño Campo del Moro. Compitieron en esta lucha un toro frente a un león, un tigre y un oso. El toro venció a todos, y el príncipe don Carlos de Austria resumió poéticamente aquel inusitado enfrentamiento.

81.2 Caminero:

El toro, de pelo cárdeno negro, bragado, corrido y cordón cárdeno, llamado Caminero, y con el número 38, fue segundo de la tarde, de la ganadería de Torrecilla (*), del ganadero zacatecano don Julián Llaguno González, del (24-12-1944), en la Plaza de Toros de El Toreo de la Condesa, en la ciudad de México, D.F., con el que don Julián dio inicio a una historia, que todavía no termina de escribirse, donde abundan las páginas escritas con letras de oro, de la ganadería del Estado de Zacatecas (Zacatecas, México).

(*) «La fuerza del cartel de Torrecilla se demuestra por el hecho de haber sido elegida entre todas las ganaderías mexicanas para el debut del Monstruo de Córdoba, Manuel Rodríguez (Manolete), en la plaza de El Toreo de la Condesa (ciudad de México), el (09-12-1945), en que alternó con Silverio Pérez y Eduardo Solórzano, que se despidió ese día. Esa tarde, con el toro, Cantaclaro, realizó Silverio una de sus mejores faenas de su vida torera, cortando las orejas y el rabo, recibiendo un puntazo. Manolete, que abrió plaza y confirmó su alternativa, lidió al toro, llamado Gitano, al que realizó una faena indescriptible, cortándole las orejas y el rabo.

82. Caminito:

El (23-10-1837-, en la corrida celebrada en Madrid, el caballero y matador a pie, don Rafael Pérez de Guzmán, alternando nada menos que con Juan León, Manuel Lucas Blanco, Francisco Montes (Paquiro), Roque Miranda y Pedro Sánchez, obtuvo un triunfo resonante, en la lidia y muerte de Caminito, de la antigua ganadería española de Cabrera, que fue el último que mató en su vida, siendo contratado para la temporada de 1838 con Francisco Montes y Roque Miranda, como tercer espada. Hay que señalar un hecho interesante. Don Rafael tenía que torear ese año de 1838, el 23 de abril, pero no se presentó. En la nómina del haber de los lidiadores hizo constar la empresa:

«Rafael Pérez de Guzmán, escriturado de tercera, y que no llegó a tiempo, se le abona, sin embargo, su haber, con arreglo a lo convenido con sus compañeros, que le suplieron.» Su haber sumaba mil reales, que la empresa, noticiosa de que don Rafael había muerto asesinado en el campo, entregó para socorro de su viuda. Fue victimado por una de las muchas partidas de bandoleros -tipo Francisco González Blanco (El Algarrobo), que se dedicaba a rezar a los santos antes de cometer sus múltiples atracos-, que infestaban los llanos de la Mancha, cuando él iba hacia Madrid el 14 de abril del año últimamente citado. El día señalado tenía que torear en Madrid, pero no se presentó. En la nómina del haber de los lidiadores hizo constar la empresa: Su muerte dio lugar a numerosas y curiosas versiones, la mayoría erróneas, y Recortes desmiente los falsos comentarios de algunos de sus biógrafos del modo siguiente: «En aquella época, con pretexto del carlismo y aprovechando las circunstancias de que las fuerzas del ejército se hallaban, en su mayoría en el Norte de España, salieron algunas partidas de bandoleros, que asaltaban los correos, desvalijando a los viajeros y dando muerte al que se resistía al despojo. Para evitar en lo posible estas tropelías, solía acompañar a los transportes un piquete de militares, destinado a este servicio.

Una de las muchas partidas que infestaban los llanos de la Mancha, asaltó el (14-04-1838) el coche-correo, en el que iba don Rafael Pérez de Guzmán; las fuerzas se dispusieron a rechazar a los bandidos, y algunos viajeros empuñaron también las armas, trabándose un combate en el que resultó muerto don Rafael, continuando los demás la marcha, dejando abandonado el cadáver, que fue después recogido. Las fuerzas, piquetes o retenes militares que solían acompañar a las diligencias y siempre a los coches-correo, en el que iba don Rafael, se dispusieron a rechazar a los bandidos, y algunos viajeros empuñaron también las armas, trabándose un combate en el que resultó muerto don Rafael, continuando los demás la marcha, dejando abandonado el cadáver, que fue después recogido (Véase el libro: Leyendas, Anécdotas y Supersticiones Taurinas, de este autor).

Noticiosos los vecinos del pueblo de La Guardia de la sangrienta refriega, salieron en masa y temerosos a reconocer el campo, hallando el cuerpo del noble y torero, que fue conducido al pueblo, donde, según costumbre de aquella época, se le hizo el funeral y dio sepultura, extendiéndose en el Archivo de la Parroquia la partida siguiente: «El diez y seis de abril de mil ochocientos treinta y ocho se celebró en esta Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción misa de cuerpo presente, y su vigilia solemne, por el ánima de un hombre que fue muerto el día catorce del mismo y hallado en el sitio llamado Carrocaña de este término, en la batida que tuvieron las tropas que acompañaban un convoy, cuyo cadáver fue sepultado en el campo santo de la misma, ayer quince, como a las cinco de la tarde, según oficio que me pasaron Victoriano Tamarón, Alcalde del primer voto, y don Manuel Salgado, de segundo, constitucionales, habiendo ejecutado su funeral con el rito de primera clase, concurrencia del Clero, asistencia de todo el Ilustrísimo Ayuntamiento y de los particulares, luciendo en él los cirios de todas las hermandades éstas en esta Parroquial, conduciéndole desde ellas con la misma forma al denominado camposanto.»
 


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