Sergio Pérez Aragón
Sergio Pérez AragónCronista taurino |
14 Julio 2023
David Galván, siete de siete
Lurín (Perú), El Tiemblo, Algeciras, Chota (Perú), Cutervo (Perú), Soria, Estepona, siete de siete parece no ser suficiente crédito para que David Galván pueda cruzar la arena portuense en su ciclo de verano. Cierto que la mitad de estos carteles no se habían celebrado cuando el empresario cerraba fechas, tan cierto como que el crédito de este torero no nace en la presente temporada. Temporada de 2022, diez años de matador de toros, veintiuna tardes, cuarenta y una orejas, tres rabos y un indulto. Me dirán. Busquen al torero más destacado en la provincia de Cádiz en las últimas temporadas.
Dicho con el convencimiento de que todo los toreros tienen derecho a torear, que aquí no sobra nadie, y que todas las tauromaquias son necesarias, desde “el Platanito” hasta el maestro Rafael Ortega, también digo que con cierto orden y justicia.
Tan necesario en los carteles como el agua de lluvia, Morante de la Puebla no corta oreja en la Plaza Real desde la temporada de 2012 tras pasaportar a su cuarto toros en dos tardes. Desde entonces, sesenta orejas y treinta rabos han pasado por su capote y muleta. Sí, treinta toros y ni una vuelta al ruedo. Este año tendrá otros cuatro.
Escribano, Morilla, Galván. Ellos se resignan, ponen buena cara, “la plaza seguirá ahí” dirán cara al público, en su ánimo otra cornada de despacho la que atenta su sensibilidad.
El desagradable comentario de “el toreo está así”, tan frecuente en corrillos taurinos, por repetido no se hace menos injusto. “Alicia en el país de las maravillas” tras atravesar el espejo se encontró un mundo al revés. En el taurino, triunfas en una feria o temporada y te puedes ver fuera la próxima mientras al que pasó sin decir ni fu ni fa le dan dos tarde. O sea, el mundo al revés.
Valoro el trabajo de Zuñiga, la categoría de sus carteles, la brillantez en su presentación con un genial Fernando Fernández Román, su pasión por el Puerto como por Gijón, y la presentación de sus toros en la Plaza Real. Pero una cosa no quita la otra.
Presento estos argumentos desde el respeto y convencimiento de que tanto derecho tiene el empresario de poner a quien más le interese como yo, a decir lo que pienso y creo. Aún así, merece la pena ir a los toros al Puerto, a la Isla y a donde haga falta. Vamos a los toros.