Juan Miguel Núñez

Juan Miguel Núñez

Periodista. Responsable del area taurina de la Agencia EFE

27 Agosto 2012

Baja el toro y la rigurosidad del "palco" en Bilbao

A las Corridas Generales, como se le denomina a la feria bilbaína, le ha faltado este año su elemento diferencial, el toro, que ha salido con menos trapío. No ha habido corridas igualadas, lidiándose muchos toros sin remate. En pocas palabras, ha sido una feria de Bilbao sin "el toro de Bilbao", que es como aficionados y profesionales llaman al tipo de toro que da carácter a este ciclo.

Prueba elocuente de que ha fallado el toro es la decisión tomada por el jurado de la Junta Administrativa que organiza los festejos, al premiar como mejor corrida la de Jandilla, que aún teniendo la cualidad de la nobleza, lució una indecorosa presencia, amén de empujar muy poco.

Absolutamente incompleto en todos los órdenes el capítulo ganadero, no obstante, ha tenido sus excepciones en un par de toros de "La Quinta" y otros tantos de "El Pilar", más fieros y exigentes los de la primera, mientras que los otros lucieron clase, temple y son.

La corrida de Victorino Martín, haciendo honor a su fama de imprevista y variada, tuvo de todo, con dos astados de calidad por fijeza, recorrido y mucha "transmisión", mientras que los otros cuatro se comportaron como verdaderas alimañas, al fin y al cabo lo que da también nombre a la ganadería.

"Fuente Ymbro" lidió "armarios con cuernos" -el toro fuera de tipo, desproporcionado-, confundiendo volumen con trapío, de modo que ninguno embistió como Dios manda. Núñez del Cuvillo decepcionó por su escasa presencia, seguramente por anunciarse para las figuras, cuyas exigencias suelen estropear los valores de la corrida. "Alcurrucén" no dio la talla y Juan Pedro Domecq, sencillamente de vergüenza.

La de rejones de Ángel Sánchez tampoco fue gran cosa, aunque hubo dos toros muy propicios, el lote de Leonardo.

A la vista de esto hay que esperar que la organización decida dar "vacaciones" a algunos hierros que siguen sin justificar su presencia continuada en Bilbao, para que vuelvan divisas de mucho fuste que aficionados y gran público echan en falta en base a los buenos resultados que están dando en otras plazas y ferias, y llevan tiempo sin aparecer por aquí.

Otro mal de la feria ha sido el poco público que ha acudido a los tendidos, y esta vez no vale escudarse en la crisis sino en la propia falta de alicientes que ofrecían los carteles.

Aunque los resultados se han visto maquillados en parte por la condescendencia de un presidente que por cierto ha dado mucha categoría estos años atrás a la plaza de Bilbao, ya que su exigente criterio estuvo siempre en consonancia con una bien probada afición, equilibrio y sensibilidad.

La decisión más polémica han sido las dos orejas concedidas al "Juli" en su segunda tarde por una faena condicionada por las prisas. Premio exagerado para unos mientras que otros lo han visto como justa compensación por lo que se le negó en la anterior, en la que efectivamente había estado mejor y sólo le dieron un trofeo. En todo caso, ninguna de esas actuaciones fue tan rotunda.

Quien estuvo firme, poderoso, templado y con las ideas muy claras, fue Miguel Ángel Perera. Gran Perera manejando tiempos y distancias en dos faenas muy medidas, premiadas ambas con sendas orejas.

Fandiño sumó también una y una la tarde de "los jandillas", toros fáciles por la nobleza y clase que lucieron, con los que igualmente David Mora obtuvo un trofeo. Las faenas de uno y otro tuvieron fibra y duende.

Urdiales y Bolívar, con mucha verdad los dos en tarde de sobresaltos con "los victorinos", cortaron un trofeo cada uno a los únicos astados que se prestaron al triunfo. Ponce convenció y triunfó por maestría y facilidad, llevándose también una oreja. Y hubo oreja asimismo para Talavante por un trasteo de dominio, empaque y variedad.

Sin trofeos, Eduardo Gallo volvió a ser un valor al alza, por la seriedad y solvencia de su actuación frente a un exigente toro de "La Quinta", en una tarde en la que se justificó "Morenito de Aranda" mientras que Ferrera no estuvo a la altura de un buen lote.

Jiménez Fortes con valor, mucho valor, pero amontonado de ideas. Muy valiente también Castaño, acabó como el anterior en la enfermería. Y pasaron de puntillas Leandro, Morante, Cid, Padilla y Luque.

En la de rejones, zambombazo de Leonardo, nada menos que con tres orejas, estuvo genial. Hermoso y Galán no hicieron mal papel, pero sin destacar.

La feria, en fin, ha tenido sombras y lagunas con las que nadie contaba, y que para la próxima habrá que cuando menos tratar de evitar para que Bilbao siga marcando la diferencia.EFE




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