Juan José Zaldivar Ortega
Juan José Zaldivar OrtegaDr. en Medicina veterinaria y zootecnia |
15 Abril 2008
¡ Ahora en la Real Maestranza…!
Está claro que, tanto Andalucía como sus legendarios toros bravos, son realidades “imparables”… hacia su total fracaso. Tras el inaudito y bochornoso multiespectáculo que vimos en el emblemático coso de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, en su tradicional corrida de Miuras, no se puede ocurrir otra cosa que decir. El rostro del Presidente lo decía todo y el hundimiento de los ancestrales valores biológicos de los toros bravos actuales, terminan por reflejar la situación que desgraciadamente vive nuestra Fiesta Brava. ¡Para que queremos luchar contra los antitaurinos si los peores están dentro de la propia Fiesta¡
No es posible que, precisamente unos sevillanos y en un municipio de Sevilla -concretamente en Villamanrique de la Condesa y en el Vedado de Caza de Hato-Ratón, propiedad que fue del sevillanísimo y siempre recordado amigo, D. Carlos Melgarejo Osborne-, bajo la dirección del Dr. Heliodoro Murillo, especialista en anestesiología –curiosamente también de Sevilla- y este autor, viviendo en Bami y con dos hijos sevillanos- se realizaron todas las investigaciones científicas y tecnológicas necesarias para lograr los más modernos procedimientos en orden la inmovilización a distancia de toda clase de animales, especialmente de toros y cérvidos. Aquellos resultados se publicaron en ABC de Sevilla. Uno de los artículos apareció el Miércoles 31 de Marzo de 1965, con motivo la clausura del ciclo de caza celebrado en el Ateneo.
¿Cómo es posible que haya pasado casi medio siglo y se sigan haciendo “Reglamentos Taurinos”, presumiblemente muy “modernos” y no exista ni siquiera en la Real Maestranza un equipo de inyecciones a distancia para inmobilizar a un toro? ¿No hay para comprar una cervatana simple y un frasquito de miorelajante? ¡Es de vergüenza! Consulten al Dr. Murillo, que debe estar en el Hospital Virgen del Rocío, o al propio y gran cirujano de La Maestranza, el Dr. Villa, pues ellos saben que con 1 c.c de “Anectine”, que aquel Miura, con todo y sus 680 kilos, se echa al suelo miorrelajado en unos escasos minutos, no exponiendo la vida a nadie ¡Se han enterado sabias autoridades taurinas¡
Fue la “miurada” del domingo, desde el punto de vista de un profesional, desilusionante. Un público paciente viendo pasar el tiempo y nadie era capaz de solucionar la situación, que pudo terminar en tragedias. Cuando un miura u otro toro se desentiende de los cabestro y no quiere, con su sentido desarrollado al límite, no hay esfuerzo humano que le haga pasar a la oscuridad del callejón de los chiqueros y lo que busca es su víctima, una de ellas el cabestrero. ¡Que pena ver a un modesto puntillero jugándose la vida, sacando inultilmente su cuerpo de un burladero! Y todo un veterano torero metiéndole el diente a un toro sin picar y sin conocerlo bien para matarlo de una estocada… ¡Muy bien Juan José!
¡Y aquí sigue lo grave y la sentencia!: Si, de ahora en adelante, las Plazas de Toros de la categoría de la Real Maestranza, no cuentan con ese modesto equipo de inyecciones a distancia, para resolver de forma inmediata, que no vuelva a darse otro bochornoso espectáculo como el del domingo pasado –pasó otro caso semejante en la Plaza Real El Puerto no hace mucho, pero de esto mejor no hablar-, si ocurre alguna tragedia a un diestro, del nivel que sea, la culpa debe recaer en las Autoridades correspondientes. ¿Se han enterado bien, sabios reglamentistas! ¡Qué así sea!
Juan José Zaldivar Ortega
Dr. en Veterinaria y zootecnia
15 Abril 2008