Esta semana mi artículo no va ni de toros ni de toreros, va sobre lápices, pinceles y lienzos.

En estos tiempos donde todo lo relacionado con nuestra fiesta nacional está mal visto, ultrajado y vilipendiado, siempre es de agradecer un soplo de aire fresco, y este aire fresco no viene en forma de una media de Morante, ni de un natural arrebatado de Juan Ortega, ni de un estoconazo de Manzanares hasta la gamusa o de un par de banderillas de Fernando Sánchez, viene en forma de arte y de un talento solo al alcance de los genios, y ella lo es.

Quiero hablaros de una mujer joven, valiente, taurina, muy taurina, que con solo tres lapiceros, un lienzo y todo su talento es capaz de dar vida a todo lo que dibuja. El realismo de su obra es tan perfecto que ni acercándote se es capaz de diferenciar si estás mirando una fotografía o un dibujo. Imágenes que te llevan a adentrarte en ellas, donde se pueden preciar todos y cada uno de los rasgos de cada torero, sus arrugas, cornadas, hasta el miedo se puede apreciar en sus ojos, esto solo está al alcance de los grandes artistas.

Hablo de una mujer de tímida sonrisa y callada, muy propio de sus raíces castellana leonesa, de Santa Cristina de la Polvorosa, Zamora, para más señas, a la que conocí este verano en el Espacio cultural de Sal y Oro. Una persona que un día quedó prendida de este rincón del Sur y de nuestra fiesta, una zamorana con alma andaluza y portuense.

De sus talentosas manos han salido los retratos de casi todos los grandes maestros de la historia de nuestra tauromaquia, siendo a destacar entre todos ellos los retratos de su admirado Andrés Vázquez, su gran amigo Damián Castaño o los maravillosos de Escribano, Padilla, Manolete, Emilio de Justo o el de Javier Castaño vestido de corto, que a mi parecer, es la obra cumbre de esta artista, y como no, el retrato del Genio de la Puebla, que también tiene su sitio en la exposición.

Os dije que era una mujer valiente, valiente por seguir superándose día a día. Ya no solo son lienzos en blanco los que albergan sus trazos, ahora también son capotes de brega, donde de nuevo encontramos ese hiperrealismo que la caracteriza junto a un abanico de colores que los hace espectaculares.

Sus obras han sido expuestas en todo el territorio nacional, en la Sala Antoñete de Las Ventas, en la Sala Paquiro de Chiclana, en Benavente, Cantabria, Cuéllar, Castillo de Peñafiel, Valdemorillo y también tuvimos la suerte de verla en el bodegón número 11 de nuestra Plaza Real. Una artista que aún tiene muchos sueños por cumplir, entre ellos, realizar el cartel de Las Ventas para su feria de San Isidro, el de la feria de abril de La Maestranza o el de la temporada veraniega de El Puerto de Santa María.

Ella es Mer Fidalgo, una enamorada del mundo del toro, de sus tradiciones, de su mística y de todo lo que le rodea. Muchas más personas como tú nos hacen falta en esta bendita locura que tanto amamos y queremos.

Os aconsejo que no os perdáis la exposición que, Dios mediante, volverá a tener como sede el Espacio Cultural Taurino de Sal y Oro, en esta próxima temporada taurina en nuestra Plaza Real de El Puerto de Santa María.

Enhorabuena, querida Mer.

Y ustedes, no olviden este nombre, Mer Fidalgo porque estamos seguros de que su obra va a traspasar fronteras.

Juan M. Quiros