Sergio Pérez Aragón
Sergio Pérez AragónCronista taurino |
07 Junio 2020
Breve historia de la Feria de San Isidro
Al objeto de mejorar la escasa rentabilidad que en 1946 ofrecía la plaza de toros de las Ventas, D. José María Jardón, hijo de Fernando empresario de la plaza desde su inauguración en 1931, contrata como gerente al abogado de origen belga D. Livinio Stuyck, a pesar de sus escasos conocimientos taurinos, para levantar la escasa rentabilidad y maltrecha economía del coso hasta la fecha.
Después de la Guerra Civil y hasta su toma de posesión, las corridas de toros se celebraban entre los meses de abril y junio, mientras las novilladas tenían lugar en los meses de verano. Anteriormente, daban comienzo en marzo y terminaban en octubre, con dos abonos, uno en otoño y otro en primavera. Durante estos meses, los jueves eran reservados para dar espectáculos donde actuaban los triunfadores de días anteriores.
Pronto, al año de su toma de posesión, esto es en 1947, siguiendo los ejemplos de Sevilla, Pamplona, Valencia y Bilbao, decide crear la primera Feria Taurina de Madrid, con casi todo el toreo en contra, compuesto por un abono, que llevaba desaparecido desde la guerra, de cinco corridas de toros y una novillada. El primero tuvo lugar el 15 de mayo, festividad del patrono San Isidro Labrador, con Rafael Ortega "Gallito", Manuel Álvarez “Andaluz” y Antonio Bienvenida con ganado de Rogelio Miguel del Corral. La primera lidia y muerte fue a cargo de Gallito que escuchó los tres avisos, mientras Antonio Bienvenida terminó en la enfermería por cogida. El restos de festejos fueron el 16, 17, 18 y 22 con el sevillano Pepín Martín Vázquez como triunfador de la Feria con dos vueltas al ruedo. Los precios de las entradas oscilaron entre las 125 pesetas de una barrera de sombra y las 10 pesetas de una andanada de sol. En su conjunto, una feria de “no hay billetes” en lo económico, con total ausencia de triunfos y de la figura de Manolete por desavenencias en su contratación con la empresa, quien fallecería meses despues.
Al año siguiente, el 48, una gran feria donde varios matadores salieron por la Puerta Grande. El primero Manuel Álvarez “Andaluz”, el 9 de mayo que cortó la primera oreja. También lo hicieron y le acompañaron Antonio Bienvenida, Agustín Parra “Parrita”, Paco Muñoz, Raúl Acha “Rovira”, Luis Miguel Dominguín y su hermano Pepe Dominguín por una gran actuación en banderillas, lo que jamás ha vuelta a ocurrir en la historia de esta plaza.
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Por iniciativa del Ayuntamiento de Madrid, con José María Moreno Torres de alcalde, y el apoyo de D. Livinio, el 11 de mayo de 1950 se inaugura la Venta del Batán, donde los días previos a su lidia el ganado permanecía expuesto separados en corraletas por festejo. Aquel mismo año nace el premio al toro más bravo de San Isidro, que fue para un Santa Coloma de Felipe Bartolomé de nombre “Fuentes". Desde entonces, un azulejo en sus paredes recuerda al ganador hasta que en 2004 la enfermedad de la lengua azul provocó el cierre de sus corrales hasta la fecha. Hoy día acoge a la Escuela Taurina Marcial Lalanda.
La Feria año tras año se fue consolidando hasta llegar a los 11 espectáculos en el año 52, 15 en el 56, contando con años de altibajos que se redujeron a 8, terminando la década con 10 festejos.
El incremento de figuras en los años 60, Viti, Cordobés, Ordoñez, Puerta, Camino, Aparicio, Litri, etc..., repercutió en el número de festejos, llegando hasta 16 el último año en el que la familia Jardón y D. Livinio regentaron Las Ventas, esto es en 1969.
Curiosamente, el año 1968 Madrid contó con dos Ferias de San Isidro, una en las Ventas y otra en la Vista Alegre de Carabanchel. Aquel año, los hermanos Dominguín no habían conseguido arrebatar en concurso la primera plaza a los antiguos empresarios, por lo que deciden montar otra feria en “la Chata”. Mientras la titular se compuso de 16 festejos entre el 11 y el 26 de mayo, su competidora ofreció 4 los días 12, 15, 19 y 26 de mayo.
A pesar de seguir aumentando el número de tardes de corridas, hasta 21, la feria decreció en el número de espectadores tanto con D. Diodoro Canorea como con José Luis Martín Berrocal de gerentes. Posteriormente vendría D. Manuel Chopera, que convirtió la Feria en un acto social en los años 80, pasando de 4.000 a 18.000 abonados.
En los 90 llegaron los Hermanos Lozano, con ellos siguió el aumento en el número de espectáculos, que obtuvo su record en el 2001 con 29 festejos.
La Feria de 2019 contó con 34 festejos, 31 de abono más Beneficencia, Prensa y Cultura fuera de abono, compuesta de 27 corridas de toros, 4 de rejones y 3 novilladas con un total de 15.268 abonados. Por sus taquillas pasaron 641.429 espectadores, una asistencia media de 18.866 y un 80 % del aforo medio ocupado, que tuvieron un impacto económico para la ciudad de alrededor de 70 millones de euros y emplearon a unas 600 personas.
De siempre, el triunfo a lo largo de estas “Olimpiadas Taurinas” o “Mundiales de la Tauromaquia” que en honor a San Isidro Labrador, Patrono de Madrid, tienen lugar, han contado con gran transcendencia a la hora de confeccionar los carteles del resto de ferias importantes a nivel nacional e internacional. Por desgracia, este “derecho” hoy día está en el olvido ante el monopolio actual que sufre la fiesta donde los cartel son cerrados con una antelación que no permiten la espera al triunfador o triunfadores del ciclo isidril. Por este motivo, la estela laureada que debería dejar a los que cruzar la Puerta Grande, en la mayoría de los casos, queda relegada para la siguiente temporada con el peligro de que por su distancia en el tiempo puede caer en el olvido o no ser de igual forma valorado.
Sergio Pérez Aragón