Juan José Zaldivar Ortega

Juan José Zaldivar Ortega

Dr. en Medicina veterinaria y zootecnia

05 Junio 2017

¿Quiénes están detrás de esta barbarie? Segunda parte

De los cuatro hierros de la familia Sánchez Majeroni tan sólo subsiste con ganado el de Castillejo de Huebra, de procedencia Murube. Luto en el campo bravo salmantino. Duelo por la desaparición de unos astados que definían parte de la esencia ganadera de una tierra que ha regenerado estirpes y ha confeccionado tipos selectivos de reses de lidia, con una identidad muy definida. La familia está desolada por esta decisión, porque eran cuatro generaciones, desde 1924, las que han estado criado los patas blancas, unos toros especiales, indica Teresa Sánchez Majeroni, hija del criador don José Manuel Sánchez.

Ha sido una decisión muy difícil de tomar, pero no se trata de arrastrase por Plazas de pueblos en una muerte lenta; hemos preferido una muerte rápida, la del vacío ganadero, ya que sanitariamente también ofrecían problemas para su venta, manejo y traslado de corridas, remacha. Estos toros fueron de los predilectos de figuras y aficionados en la década de los años 1950, con matadores como Miguel Báez (Litri) o Paco Camino, entre otros, que los demandaban para sus compromisos más exigentes.

Plazas de Toros como las de Sevilla, Bilbao y Madrid eran escenarios en los que, con habitualidad, se lidiaban estas reses, procedentes de la cruza entre vacas de Veragua y sementales de Santa Coloma. El hilo conductor que nació en 1910, cuando constituyó su vacada José Vega, se ha roto de modo traumático, en una de sus derivaciones más auténticas y emblemáticas. Las reses de Sánchez Cobaleda, Terrubias y don José Manuel Sánchez, que pastaban en una misma finca, han tenido un idéntico final, en parte debido a su coexistencia en unos mismos predios.

Don César Mata nos reseñaba que, el trámite administrativo seguido, el denominado vacío ganadero, no ha tenido en esta ocasión, por la inexistencia de fondos para este fin, una consecuencia indemnizatoria a favor de los propietarios de las reses. En realidad, no ha sido su mayor preocupación, desolados por la pérdida, irreparable, para ellos y para el toreo, de unos toros cuyo pelaje, con muchas manchas accidentales blancas (coleteros, luceros, botineros, calceteros, girones, axiblancos...) dejaran de llamar la atención en el campo y de mostrar una personalidad brava original en los ruedos.

No me he enterado que ninguna organización antitaurina o gubernativa haya protestado por la escabechina de 2,000 reses de lidia que hicieron los piadosos matarifes, y el triste final de estas dehesas reproductoras de toros de lidia. ¿Acaso no han colegido estos sublimes protectores de los toros, que es el impulso a la Fiesta de los Toros lo que preserva esta especie animal tan distinguida? Porque si no hacemos algo pronto, y en conjunto, terminaran por engullirse a todo el hato ganadero del país, y el pleito habrá terminado con la fiesta y con los toros.

Me pregunto también ¿si las ganaderías de los siglos XVI al XIX hubieran podido cumplir con las estrictas regulaciones sanitarias que actualmente se imponen a los ganaderos de bravo? Luego son estas malignas autoridades también, enemigos de la fiesta y de los toros. Seguro acabarán al tiempo, con sus inexpertos mamotretos de leyes sanitarias, con las supuestas enfermedades y con las reses. A esta ruina, que hasta los niños otean, se adhieren también sin quererlo afamados matadores y empresarios mercantilistas, quienes por diversas circunstancias imponen tales o cuales ganaderías, y toda esta profusa y ciega carcoma ha venido en detrimento de los ganaderos que con tantos sacrificios y celo encomiable los producen. ¿Habráse visto que una especie animal tuviese tantos contrarios?

Tan cierto como que la inmovilidad en el enfermo terminal es causa de su perturbación en su pensar, igual el cierre de Plazas de Toros y dehesas, amén de la reducción en la cantidad de festejos que se observa por la crisis, vendrá a causar el encogimiento, atontamiento, y muerte lenta, pero segura, de esta añosa industria que queremos tanto. Dios se apiade de los toros y no permita que prosperen los emprendimientos de sus falsos protectores. (LPB)
 


Juann J. Zaldivar Ortega
 

¿Quienes están detrás de esta barbarie? Primera parte

 




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