Gacetilla Taurina
Nº 089 - Gacetillas de Psicologia - (La memorización de las reses bravas)
Cuando en cierta ocasión leía que las palomas son capaces de memorizar el contenido de 300 fotografías, llegó a mi mente el recuerdo de haber escrito hace más de cuarenta años unas notas de campo -¡y las encontré!-en las que relacionaba haber realizado toda una serie de cambios en el entorno que diariamente recorrían animales de la fauna silvestre, consistentes, por ejemplo, en una de las veredas por la que necesariamente tenían que pasar venados y jabalíes para llegar a los bebederos todas las tardes; cortar unas ramas de arbustos, dejándolas cruzada por el camino, abrir una pequeña zanja, colocar unas latas vacías, etc., y sentado en los troncos más altos de un corpulento alcornoque o encina, observar que reacciones hacían los animales al observarlos.
Si en sus experimentos, el psicólogo Richard Herrnestein, de la Universidad de Havard (Estados Unidos), demostró que las palomas pueden clasificar la fotografías separando aquellas que corresponden a un roble o a un pino de las personas y diferenciar estas últimas según su edad, sexo o raza, los animales silvestres pueden memorizar al detalle todos los caminos que recorren habitualmente y con lo señalado anteriormente, se dan perfectamente cuenta del más mínimo cambio que se haya efectuado a lo largo de sus rutas naturales. En cuanto observan unas ramas cortadas, una zanja o incluso unas latas o un trozo de tela colocado en su camino, se detienen para observar que allí hay algo que no estaba el día anterior y a veces, si el cambio realizado en su entorno es considerable, se vuelven y se acercan al bebedero por otro camino. Ello es tanto como decir que los animales llevan grabadas en su cerebro un mapa cargado de imágenes.
Veinte años después, entre 1981-85, en los bosques naturales de nopales del semi desierto de Zacatecas (México), y concretamente en el Municipio de Villa de Cos, volvimos a repetir la experiencia con el ganado de lidia. Fue sorprendente comprobar una y otra vez la extrañeza con la que los animales observaban, si una de esas veredas angostas por las que circulaban todas las tardes, camino hacia los bebederos, les colocaba, por ejemplo, una prenda de vestir, echada sobre un nopal. La mayoría de ellos, era común que se espantaran y hasta corrieran. Estudiando las reacciones en este tipo de ganado comprobamos que los terneros, una vez han permanecido un mes en un extenso cercado, ya reaccionan como los adultos. En ese plazo de tiempo, una res puede haber incorporado a su cerebro miles de imágenes y conocer perfectamente un área de más de 150 hectáreas, especialmente las hembras adultas, seguidas de los sementales.
Los perros guías son capaces de generalizar los conceptos que se les enseñan a situaciones no previstas. Si un dueño le dice puerta, el perro le conducirá hasta ella. «Estos perros aprende a asociar una palabra con una acción, y todavía está por descubrir cuántas palabras son capaces de identificar», afirmó Pedro Pablo martín, director de la Fundación Perro-Guía de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles). Los animales silvestres, especialmente las hembras de más edad, que son las que ejercen la funciones de guía, entre los que incluimos las vacas de lidia, ante situaciones no previstas, están dotadas de esos conceptos para saber de inmediato cómo reaccionar y cuenta con mecanismos automáticos para avisar a todo el grupo que protegen. En las ciervas guías es asombroso comprobar la capacidad que tienen para reaccionar ante situaciones no previstas, sin que nadie se las haya enseñado.