Gacetilla Taurina
Nº 085 - Y más si lleva el nombre de Saltador...
Desde que se separan los toros en la dehesa e incluso hasta cuando están apuntillados y caídos sobre el albero, en cualquier lugar hay peligros. Y en cualquier lugar de Plaza también... ¡y más si el toro se llama Saltador!
*El (27-10-1841), la ganadería de los duques de Osuna XI y de Veragua XIII, presentaron en la antigua plaza de toros de Madrid una corrida en la que destacaron los toros: Saltador, mató siete caballos y mandó a la enfermería igual número de picadores seriamente lesionados; y Ventero, que derribó al famoso picador Curro Sevilla, muriendo del tremendo golpe que se dio a consecuencia de dicha caída. El referido animal, era hijo de una de las vacas que él mismo había ayudado a conducir como cabestrero, cuando desde Sevilla fueron llevadas a Castilla para ser entregadas a Fernando VII. Estos sucesos dieron lugar a que al anunciar las corridas siguientes a aquélla se advirtiese que «en caso de inutilizarse los picadores señalados en el cartel, «no puede exigirse que salgan otros.»
*El astado, cárdeno, llamado Saltador, de don Antonio I Miura, lidiado en Madrid el (12-07-1863); tomó 20 varas del Esterero, Sevilla, Bruno Azaña, al que hirió en la cabeza y le produjo fuerte conmoción cerebral, y Antonio Calderón, al que dio una cornada en el pie derecho. A Julián Casas, que era el espada encargado de matarlo, le sacaron la media luna, lo que le impidió descabellar, siendo por ello llamado a la presidencia y multado bajo imponente bronca.
*Manuel Ballesteros (el Meco), banderillero, nacido en Córdoba el (*30-01-1881), falleció en la madrugada del día (1305-1904). El (12-05-1904) se lidiaron reses de don Fernando Pérez Tabernero, grandes y con mucho armamento. La corrida iba en camino de ser un desastre, animándose en el tercer toro, de nombre Saltador al que el Meco puso un admirable par al quiebro. Al querer repetir la suerte, el toro debió quedar avisado del primer par, le enganchó y campaneó horriblemente, recibiendo una herida mortal en el vientre. Trasladado al hospital falleció a las tres de la madrugada.
*En los corrillos de aficionados que se formaron antes de empezar la corrida en las proximidades de la puerta llamada de Madrid, el día (12-07-1914), se comentaba el que por la mañana, en la tradicional “becerrada de los zapateros”, Antonio Boto (Regaterín), que dirigía la lidia, ante la imposibilidad de acabar con el toro –pues casi lo era-, tomó el estoque de descabellar, y al apoyarle en la cabeza del animal, éste derrotó con gran fuerza, y el trebejo saltó y se le clavó en el pecho a un espectador, que estaba encaramado en la maroma del tenido 9. Un amigo que le acompañaba le sacó la espada y descolgó al herido al callejón. Y andando se encaminaron a la enfermería, donde murió a los pocos minutos.
En la corrida de la tarde, el segundo, que correspondía a Miguel Freg, de nombre Saltador, fue tan manso como el anterior, pero mucho más peligroso. Llegó al último tercio incierto, reservón, tirando cornadas, refugiado en las tablas donde se defendía, y sólo atacaba con peligrosas y rápidas arrancadas. Miguel Freg lo trasteó como pudo, pero el toro buscó la querencia de la puerta de toriles, y allí se perfiló Freg para entrarle a matar. Le dio un pinchazo, y tras breves pases intentó nuevamente la estocada. Pero el novillo le esperaba, le cortó el viaje, le tiró unos hachazos secos, uno de ellos le alcanzó el cuello y le trompicó sin derribarle, causándole una gran herida en la región infratiroidea, que llegaba hasta la apófisis de las vértebras cervicales. Miguel se llevó las manos a la parte herida, de la que fluía mucha sangre, y por su pie entró en la inmediata enfermería. Nadie supuso que la lesión fuese mortal, pues a los quince minutos del accidente dejaba de existir. Por eso, cuando al poco comenzaron a correr noticias de la gravedad de su estado, la gente se impresionó mucho; tanto, que al terminar la lidia del cuarto toro, como ya se supiera el fatal desenlace, el público se arrojó al ruedo y demandó de la presidencia la supresión de la corrida, que fue ordenada inmediatamente por la Autoridad, cosa que se realizó aquella tarde por vez primera en la Plaza de Toros de Madrid. Cuatro cogidas más, todas ellas graves, hubo ese tarde en Plaza de provincias: ¡Aciaga jornada taurina la del (12-07-1914! Con el nombre de Saltador se han lidiado toros que causaron la muerte por cogida a los diestros siguientes: Miguel Freg, Manuel Ballesteros (Meco), Ángel C. Carratalá y Enrique Cano (Gavira).
*Antonio Cano (Gavira), diestro madrileño que el (03-07-1927) salió para torear su primera corrida aquella temporada, y la última de su vida, con ganado de los señores hijos de don Tomás Pérez de la Concha -ese día fue el de la presentación oficial de la ganadería en la Corte-, y en unión de Ángel Nava (Gallito de Zafra) y Manuel Álvarez (el Andaluz). La cogida mortal de Gavira: Uno al Sesgo y Don Ventura nos relatan así los pormenores de la cogida mortal que sufrió el diestro cartagenero: «Anodina y vulgar había sido la intervención de Gavira en lo que iba de corrida, el día (03-07-1927), cuando pisó la arena el toro tercero, Saltador y ostentando en los lomos el número 47. Era grande, con mucha cuerna, bastante astifino y manso de solemnidad.
Llevánronle a Saltador los peones, y al fin, con el consabido apretón de manos, terminó la devolución de espada y muleta que hizo el nuevo doctor a su padrino. Gavira saludó a la presidencia y retrocedió, con la montera en mano, hasta los terrenos del 1, parándose frente a la barrera que ocupaba don José Semprun Alzurena, a quien brindó la muerte del toro. Fue hacia el burel y aliñó unos cuantos pases y medios pases, entre carreras, sustos y capotazos de los peones. El toro había llegado muy bien a la muleta; pero el diestro, o no lo veía, o no quería hacer otra cosa que lograr cuadrarlo, lo que no consiguió. En vista de ello, y cuando habían transcurrido tres o cuatro minutos del brindis, Gavira, estando el toro adelantado de la mano izquierda, arrancó desde largo, entrando a matar excesivamente despacio por falta de facultades, dejando materialmente muerta la mano izquierda, y agarró un volapié superior, en todo lo alto, a cambio de ser cogido por el vientre y volteado.
La cornada fue seca y dada con el cuerno derecho en la parte izquierda del hipogastrio del espada, que se puso en pie, se sujetó con las dos manos la parte herida y se dejó caer en brazos de las asistencias, diciendo: ¡¡Me ha matado!! y agarrado con una mano al cuelo de un monosabio y con la otra al hombro de una de las asistencias que lo llevaba en brazos a la enfermería, frente al tendido 2, antes de pasara frente al 3, cayeron inermes los brazos del infortunado torero, y su cabeza se abatió sobre el lado derecho. En aquel preciso momento debió fallecer. Saltador, a los pocos segundos, rodaba hecho una pelota... He aquí el parte facultativo: «Durante la lidia del tercer toro ha ingresado en esta enfermería el cadáver del diestro Enrique Cano (Gavira), que presenta una herida por asta de toro en la fosa ilíaca izquierda. El fallecimiento fue debido al schok traumático.- Doctor Segovia.»
*Ángel Celdrán Carratalá, novillero, nacido en Alicante el (09-05-1903), falleció el (29-07-1930), después de llevar toreadas 12 novilladas esa temporada. El día anterior salió a torear en l placita de toros de Inca, novillos salamaquinos de don Lorenzo Rodríguez, en unión de Belmonte y Lagartito II. Al torear el segundo novillo, llamado Saltador, con la capa fue enganchado, resultando con una gravísima herida penetrante en el vientre. Falleció al día siguiente, al sobrevenirle una peritonitis.