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Andres Valencia
Andres Valencia abre la Puerta de los Cristales.
11 Diciembre 2011Cañaveralejo.(Cali - Colombia). 4ª de temporada. Tres cuartos de plaza. Seis novillos; 1º, 5º y 6º de Ernesto González, de juego diverso. Los demás de Puerta de hierro,desiguales de presentación y juego. El tercero premiado con la vuelta al ruedo.
Sergio Flores: oreja y silencio tras aviso.
Jose Antonio Bustamante: oreja y silencio.
Andrés Valencia: dos oreja y palmas.
Saludaron: El Calima y Morales tras parear al 1º y Martinez y Santana tras parear al 6º.
Una faena cumplidora del mexicano, una gran estocada del ecuatoriano y el emotivo pundonor del colombiano marcaron lo que parecía una fiesta, pero que tras la lidia del tercero fue sosería y desacierto estoqueador. Más que cómodos de cara y hechuras, los saltillos de Ernesto González y los jandillas de Puerta de Hierro con su variedad de juego le pusieron altar de luz y sombra.
Sergio Flores, el mexicano, llegó precedido por el eco de su importante presentación en el San Isidro pasado. Ratificó, a medias, la expectativa. Con el primero, prolijo y vistoso de capa, se mostró situado y solvente con la muleta. Procesó sin estrambote la lidia del primero, que fue noble aunque sin emoción. Con la espada no; media sin entrega al uno, y al desabrido cuarto, ídem, pero saliéndose y además pinchazo, dos descabellos y aviso.
El ecuatoriano José Antonio Bustamente dejó ir el mejor de la corrida, el bravo segundo, al que pegó y pegó lances y pases en una bregar inconexo y sin brújula. Desbordado por la codicia y fijeza del bravo, ponía en evidencia su falta de distancia, tiempo, mando y plan. Sin embargo, cuando todo parecía perdido, se lanzó a volapié y de un estocadón cimero, de trofeo, mató sin puntilla y cortó la oreja. Con el quinto, blando y quedado anduvo más firme, pero no tenía materia prima. De contera, pinchó cinco veces enfadando la clientela.
Andrés Valencia, de la escuela de Cali, tiró dos faroles de rodillas y cuatro verónicas plantadas, encendiendo el paisanaje que de allí en adelante no le abandonó ni en las buenas ni en las malas. Crudo, dejó al repetidor tercero, y sin dudar se le paró en jurisdicción, pasándoselo por la faja en derechas y naturales verdaderos, ornados con ajustados remates. Cuatro manoletinas de rodillas y uno de costado hicieron hervir al tendido, y dieron paso a una estocada delantera pero letal y a las dos orejas.
El sexto, con cuajo y peso de toro, era mansurrón y aguafiestas, pero el caleño puso lo que hacía falta. Se le fue arriba, y echando ganas a falta de pureza le obligó una y otra, y otra vez. Iba camino de más pelo, la gente quería dárselo, sin embargo, nadie sabe por qué, se atarantó tres veces en la suprema, pegando sin igualar feos pinchazos y una media baja que le negaron un triunfo mayor.
Hubo largura en el palco, tanto con las orejas como con la vuelta al tercero, si alguno la hubiese merecido habría sido el bravo segundo, del mismo hierro. Los banderilleros en general cumplieron una gran tarde, y el picador local Rafael Torres fue justamente aplaudido por su sabia vara al sexto. Todo eso pagó la concurrencia.
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