Salamanca. Media plaza. Novillos de Domingo Hernández, de correcta presencia y comportamiento manejable.

Juan del Álamo, que actuó en solitario, : oreja, oreja, oreja, oreja, oreja tras aviso y dos orejas.


 

Siete orejas en seis novillos ha sido el balance de la ‘exitosa’ –por número de trofeos- encerrona con la que Juan del Álamo se ha despedido como novillero en su plaza de Salamanca en el festejo que conmemora la festividad de San Juan de Sahagún, Patrón de la ciudad. El torero salmantino llevó a cabo una tarde intensa, que coronó en el sexto con la faena más rematada de un conjunto brillante de Domingo Hernández antes de salir en hombros de La Glorieta por vez primera en su carrera.

Antes de entrar en mayores detalles sobre la faena de cada novillo y, a pesar de ese importante número de trofeos, no es menos cierto que la tarde transcurrió por una senda demasiado plana para tamaña gesta. Salvo en el sexto –quizás la faena más maciza, aunque también el novillo ofrecía más emoción-, no existió ningún momento que pueda recordarse ni del que los aficionados salieran hablando –como dicen los mayores-. No hubo una faena rotunda, de olés profundos, de esas que levantan chispas en los aplausos. Fue, en su conjunto, una tarde, con más nubes que claros que dejaron muchos interrogantes entre los aficionados salmantinos.

Del Álamo puso ganas, insufló mucho valor, trajo en su terno grana mucha decisión, pero faltó profundidad en su toreo, continuidad, series hilvanadas y toreo al natural. Sí, ofreció algunas buenos muletazos con la mano derecha, pero perdidos en la lidia de seis novillos también ‘escasitos’ y algo ‘sospechosos’ en defensas. Pero, en fin, el público estuvo amable con el chaval y seguimos a la espera de ver a Juan del Álamo en una faena rotunda que todos estamos seguros que llegará. En tanto, esto es lo que hay:

El salmantino saludó al primero con dos largas cambiadas y un ramillete de verónicas de mano baja. Después de brindar a sus apoderados Guillermo Marín y Jesús Benito, inició trasteo por el derecho dejándole la muleta puesta y tirando del novillo con cierto temple. El novillo respondió con nobleza y humillando. Por el pitón izquierdo se quedó más corto el animal y a final de faena el salmantino volvió a la derecha y acortó distancia para exprimirlo. Tras buena estocada cortó la primera oreja.

Cortó otra oreja del segundo al que recibió por lances afarolados y verónicas a pies juntos. Trató de buscar variedad con el capote en el quite por tafalleras. Con la muleta dio tiempo a un novillo más justo de fuerza al que faltó acometividad. Trasteo a más por el pitón izquierdo por donde llegó lo más templado y suave de la faena.

El tercero cambió de comportamiento a partir del tercio de banderillas. Salió suelto de los capotes, muy mansote, pero se vino arriba en banderillas y embistió suave y humillado por el pitón derecho. Del Álamo, que brindó a Perera, logró los momentos más importantes de la tarde. La faena intermitente, bajó de intensidad por el izquierdo para acabar por bernardinas y sumar su tercera oreja.

Frente al cuarto, que brindó a El Viti, tuvo un meritorio inicio de rodillas prólogo de una serie de mano baja con la derecha sin perderle pasos al animal, porque con la mano izquierda hubo más desajuste. Al final de faena fue cogido sin consecuencias y tras una estocada paseó otra oreja por cuarta vez.

En el quinto estuvo algo más reposado, sabiéndose quizá con la Puerta Grande garantizada. Dio tandas templadas cerrando la faena con circulares frente a un novillo que derrochó nobleza y que brindó a El Niño de la Capea.

Luis Falcón - Castillayleon
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