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Destaca la firmeza de Gallo y la dignidad de El Conde
12 Octubre 2010Madrid. Corrida de la Hispanidad. Un quinto de plaza. Se han lidiado toros de Juan Luis Fraile, correctos de presencia y desiguale en el juego.
El Conde, que confirma la alternativa, silencio tras aviso y saludos.
Luis Vilches, silencio tras aviso y silencio.
Eduardo Gallo, silencio tras aviso y saludos.
Toros de Juan Luis Fraile, muy bien presentados, y de juego variado. Los más toreables, aunque a menos, primero y tercero; broncos y con "guasa", cuarto y sexto; inválido el segundo; y sin clase el quinto.
Alfredo Ríos "El Conde": estocada ligeramente caída (silencio tras aviso); y estocada ligeramente caída (ovación tras aviso).
Luis Vilches: dos pinchazos, media atravesada y cuatro descabellos (silencio tras aviso); y pinchazo y bajonazo al encuentro (silencio).
Eduardo Gallo: pinchazo y estocada caída (silencio tras aviso); y estocada trasera y descabello (ovación).
La plaza tuvo más de un cuarto de entrada en tarde nublada y fresca.
Video de la actuación de "El Conde"
Video de la actuación de Luis Vilches
Video de la actuación de Eduardo Gallo
GALLO, SIN TRAMPAS NI CARTÓN
Corrida a medias de todo. Un encierro de Juan Luis Fraile en el que hubo de todo pero muy poco bueno, desde la nobleza, aunque sin fondo, del primero y el tercero, al peligro del cuarto y del sexto, pasando por otros dos que tampoco se prestaron lo suficiente.
La fachada fue otra cosa. Impresionante estampa la de los seis, con trapío y cuajo, astifinos y muy serios. Tanto fue así que una de las ovaciones más cerradas de la tarde fue para el toro último de la corrida.
De los toreros, el mexicano "El Conde" saldó con dignidad la tarde de su confirmación de alternativa, pese a no poder redondear en ninguna de sus dos faenas, sin embargo, demostró oficio y seguridad a la hora de plantear batalla ante dos antagonistas de muy distinta condición.
El que abrió plaza, toro noblote pero soso, con la cara natural y progresivamente a menos, le permitió a "Conde" justificarse con un aseado tercio de banderillas, y hasta gustarse en el prólogo con la muleta, especialmente con los doblones por bajo en el inicio y en varios naturales.
Pero, al ir apagándose el toro, también fue decayendo el interés del trasteo hasta diluirse por completo.
El cuarto fue lo que se dice un "pájaro". Toro bronco, que se volvía por los dos pitones, y que se vencía sobre todo por el izquierdo. "El Conde" instrumentó una faena de poder, doblándose muy bien al principio con el animal y, a base atacarle una y otra vez, conseguir robarle muletazos sueltos de notable mérito. Mató a la primera y fue ovacionado.
Eduardo Gallo
Luis Vilches tan sólo dejó detallitos sueltos de cierto aroma en su primero, un toro noble como prácticamente toda la corrida pero flojo de remos al lastimarse en el caballo. El sevillano llevó a cabo una labor compuestita, siempre a media altura, en la que destacó también en los remates de series y adornos en el epílogo.
Sin embargo, la cada vez más acusada invalidez del "graciliano", que por si fuera poco acabó lesionándose la mano izquierda, propició que la faena no trascendiera lo suficiente. Y, por si fuera poco, tampoco anduvo acertado Vilches con la espada.
Pero, en el quinto, ni en los detalles estuvo Vilches, al que se le notó lo poco que ha toreado este año, frente a un toro rebrincadito y con la cara alta pero que no se comió a nadie. El hombre se alivió más de la cuenta, siempre a media altura y sin llegar a decir nada.
Gallo no se entendió del todo con el tercero, al que corrió bien la mano por el derecho, por donde respondió el animal, pero anduvo desacoplado la gran parte de la faena, sin encontrar la distancia y la velocidad, ni siquiera en el toreo accesorio del final.
El sexto fue otro toro bronco, que llevó muy mala lidia y que llegó a la muleta "enterándose". Gallo estuvo aquí bien, firme en una porfía de quietud e insistencia para acabar robándole (al animal) una serie estimable por el derecho y pases sueltos por ese mismo pitón de buen trazo.
Muy seria labor de Gallo, que se la jugó sin trampas ni cartón.
Tanto esfuerzo le valió finalmente para ser ovacionado.
EFE
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