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Oreja para Tellez en la concurso de Arles

Oreja para Tellez en la concurso de Arles

12 Septiembre 2010

Arles (Francia). 4ª de Feria. Corrida Concurso. Dos tercios de plaza. Se han lidiado toros, por este orden, de Tardieu Frères, Aimé Gallon, Yonnet, L'Astarac, Robert Margé y Piedras Rojas, bien aunque desigualmente presentados y deslucidos en general.

Juan José Padilla, saludos y silencio.
Israel Téllez, silencio y oreja.
Medhi Savalli, silencio en ambos.

El 5º toro, de Robert Margé, ha ganado el premio al mejor toro.



Arles (Francia). 4ª de la Feria del Arroz. Estival. Casi tres cuartos de plaza (7.000 almas).

Concurso de ganaderías francesas. 1º, de Tardieu, ofensivo, bravo en el caballo, la cara arriba. 2º, de Gallon, jabonero de gran escaparate, sin fuerza, escarbador. 3º, de Christophe Yonnet, sacudido, parado y sin motor. 4º, de L’Astarac, achichonado, de mucha entrega en varas, aplomado. 5º, de Robert Margé, de formidable volumen, mugidor, bravucón en varas, con clase en la muleta. 6º, de Piedras Rojas, de bello cuajo, bravo en el caballo, parado luego.

Juan José Padilla, de carmín y oro, saludos y silencio.
Israel Téllez, de lila y oro, silencio y una oreja.
Mehdi Savalli, de tabaco y oro, silencio en los dos

Premiado el toro de Margé, cinqueño, 610 kilos, “Borgoña”, negro zaíno. Mejor picador, Gabino Rehabí, que picó al toro premiado. Desierto el premio del mejor lidiador. El jurado transfirió ese premio a la cuadra de caballos de Alain Bonijol.


Era la segunda vez esta temporada que una plaza francesa de primera acogía una corrida concurso sólo para ganaderías francesas. El primer ensayo, el pasado agosto en Vic Fezensac, fue un éxito. No tanto esta segunda prueba de Arles, que tuvo, sin embargo, no poco interés. En la pasada Pascua, el concurso tradicional de Arles para ganaderías españolas se saldó con pobres resultados, se declararon desiertos todos los premios y sólo un toro de La Quinta estuvo a la altura de las circunstancias. Los toros no tienen nacionalidad; los ganaderos, sí. Lo que tienen los toros son raíces de encaste.
Hubo dos toros de verdad bravos y completos en el caballo: el primero, de los hermanos Tardieu, línea Núñez-José Luis Pereda, como delataban sus hechuras y su fina encornadura remangada, y el último, del hierro de Piedras Rojas, propiedad de Patrick Laugier, encaste Marqués de Domecq. Sólo que este sexto, de espléndido remate, se dejó el alma en el caballo: un desafortunadísimo primer puyazo muy en los blandos, un segundo más que severo y un tercero que iba a ser de muestra de bravura pero terminó siendo de los de sangrar. El de los Tardieu sacó la díscola movilidad de su encaste y por eso parecía un toro de, por ejemplo, Alcurrucén. Tuvo su agrio punto y cierta tendencia a apoyarse en las manos. También ese toro cobró tres varas en regla.

El toro premiado fue una especie de gigantesco monstruo de más de 600 kilos. Probablemente muchos más de los 610 que dio la tablilla de pesos. Impresionaba. Costaba ponerse delante, porque el toro mugía sin abrir la boca y eso acentuaba la sensación de fiereza. Sin embargo, el toro empezó a meter la cara pronto y, después de picado, a descolgar. Fue tardo y escarbó un poco y no demasiado. En varas hizo de todo. Valiente y certero, montado en uno de los espléndidos caballos cruzados de Alain Bonijol, un joven piquero del país, Gabin Rehabi, se agarró soberbiamente. El toro se escupió de un primer puyazo cobrado a caballo vuelto, pero, a pesar de tardar en venirse, se empleó en dos varas posteriores con auténtico carácter.
Y la sorpresa: pese a tardear, el toro llegó a hacer el avión por las dos manos y a meter los riñones. Resultó muy noble. Rodó sin puntilla y el estertor de la agonía fue de bravo. La decisión del jurado de premiar ese toro de Margé fue protestada. Pero impecable porque los toros se votan según un baremo de puntuación muy preciso. Presidía el jurado uno de los más finos catadores de toros que hay en Francia y fuera de Francia: Jean Jacques Baylac, el cerebro del Club Taurino Vicois, el hombre de los toros de Vic Fezensac. Excelente dibujante. De toros en el campo, precisamente. El toro de Margé sacó lo mejor de su sangre de procedencia: la de Santiago Domecq. Ni el jabonero de Gallon que se jugó de segundo ni el pedrajas de Christophe Yonnet que hizo tercero dieron alegrías a sus criadores ni a los que tuvieron que apechar con ellos. El regordío toro de L’Astarac, cruce de Pinto Barreiros y Pedrajas, peleó en el caballo con estilo Pedrajas, pero se aplomó.

Con el toro de la corrida llegó de contera la faena de la tarde, que fue una verdadera sorpresa: el mexicano Israel Téllez desembarcó en Europa, tan a fin de temporada, para estrenarse, al cabo de casi diez años de alternativa, en esta corrida concurso tan privativa. Y se templó de maravilla, se aguantó con firmeza, toreó por abajo y despacio, por las dos manos, con rara sensibilidad. Venía precedido de fama de torero aparatoso, pero dio la talla. Como banderillero, bastante puro; como muletero, de gusto, oficio y sitio; y con la espada. La estocada, soltando el engaño, fue de consumado maestro.

Padilla dirigió la corrida como si fuera negocio propio y su autoridad se dejó sentir en todo: en la atención a los compañeros y a las cuadrillas, a todos los cuales pareció proteger. El toro de Perera no le dejó acomodarse del todo. Por agresivo. El monumento de L’Astarac se le paró. Mehdi Savalli, todo corazón y aciertos notables en banderillas y con el capote, se llevó el lote menos propicio en la muleta: el aplomado sexto de Laugier y el que tal vez fuera toro decepción de la tarde: el del hierro de Yonnet hijo.

La gente lo pasó de maravilla. Todos metidos en la corrida desde el arranque. La bandas de música no paró, la presidencia cumplió en silencio y perfectamente. Y lo probable es que en la próxima Pascua, cuando la otra gran feria de Arles, vuelva a verse una concurso de hierros franceses. Y que vuelva a ganar Margé, que ha encontrado sin duda un filón y el camino.

Colpisa - Barquerito
 



 






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