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Francisco Rodríguez Mateo
20 Abril 2025El Puerto (Cádiz) Artículo de opinión de Juan M Quiros
Hoy quiero abrir el alma para escribir sobre una persona buena de verdad. Un hombre con una afición descomunal, con más miedo que vergüenza —como él mismo decía—, pero con algo que muchos no hemos tenido: la valentía de ponerse delante de una becerra, más de una vez. Una “mona”, como solemos llamarlas… pero él se ha puesto, y se siguió poniendo, algo que muchos de nosotros nunca nos atreveremos a hacer.
Paco era peculiar, especial, a veces incomprendido y difícil de descifrar. Era alguien que vivía por y para su pasión: el toreo, y que era feliz pisando cada rincón de su adorada Plaza Real.
Era de esos que te contaban mil veces las mismas historias: cuando se vistió de luces en El Cepo, cuando toreó en Lagunajanda, en lo de Ruiz Miguel, o cuando se puso el traje corto en casa de su gran amigo Antonio Carambito. Paco siempre tenía ganas de compartir su mundo. Te hablaba con orgullo del fundón que guardaba en casa, la montera, la castañeta, las zapatillas, su traje rosa y oro, la espada, el descabello... Y también presumía —como un niño chico— de ese capote de Paco Méndez y del otro, de su amigo Justo Algaba.
Era de los que se ponían a torear al toro imaginario con el que soñaba a diario. Ese que siempre iba templado, con el hocico por el suelo. Lo mismo lo veías en la calle, en la playa, en el campo o en la mismísima Plaza Real, dándole verónicas al aire como si estuviera en plena faena.
Francisco Rodríguez Mateo, Paco, El Pajarito para los amigos… Este artículo fue para ti en vida, pero hoy, con el alma encogida, se convierte en despedida.
Te vas, Paco, pero tu pasión, tus historias, tus gestos y esa manera tuya de vivir el toreo, quedarán siempre con nosotros. El toreo portuense te debe mucho, y quienes te conocimos, aún más.
Buen viaje, amigo. Que el cielo te reciba con un pase natural eterno y ese capote que tantas veces soñaste volar.
Va por ti, Pajarito. Siempre.
Juan M Quiros

