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Juan Solanilla cortó una oreja en el cierre de la temporada de Medellín
21 Febrero 2010
Medellín, Colombia, 20 Febrero. Se lidiaron seis toros de Vistahermosa, de propiedad de Don Antonio García (origen Buendía-Santa Coloma), de discreta romana pero correcta presentación. Tuvo un juego noble y suave en conjunto, alguno falto de casta y transmisión, y destacó el tercero, bravo y con dulzura, al que se dio la vuelta al ruedo en el arrastre, y el sexto, con clase y recorrido.
Andrés de los Ríos: Pinchazo y estocada baja (silencio) y muchos pinchazos y descabellos (dos avisos y pitos).
José Arcila: Estocada desprendida (palmas) y cuatro pinchazos y estocada (silencio).
Juan Solanilla: Estocada (oreja) y pinchazo y estocada (vuelta tras petición).
Menos de media plaza en los tendidos, en tarde soleada. Para el cierre hoy de la temporada en La Macarena, de Medellín, se eligió un encierro de Vistahermosa, de desigual juego que en otras manos hubiera tenido quizás un desempeño más lucido.
CRÓNICA DEL FESTEJO
Tuvieron varios de ellos suavidad y nobleza, aunque le faltara a algunos rematar los muletazos, pese a acudir siempre humillados, en un hierro que se conserva puro dentro del encaste Santa Coloma cuya fiereza no apareció, y sí las embestidas humilladas.
Sobresalió nítidamente el joven Juan Solanilla, quien realizó una buena faena, con gusto y tranquilidad a un dócil animal que tuvo además bravura y que hizo tercero.
Su disposición fue importante y usó las telas con temple y conocimiento suficientes para cortar la oreja, aunque quedara quizás la faena algo corta.
Al último de la tarde lo toreó bien de capote, dando verónicas con una rodilla en tierra que recibieron la ovación mayoritaria. Con la muleta no le cogió el ritmo al toro con la izquierda y probó luego engancharlo con la derecha, llevando por momentos la embestida que se acortaba a cada pase, con buenas maneras. No se cruzó siempre y le perdió la acción, detalles que revelan su aún poca madurez.
Andrés de los Ríos, que abría la tarde, a punto estuvo de dejar vivo a su segundo ejemplar. Por fortuna para él, el toro se echó al límite del reglamento, tras desaciertos incontables con el acero pese a haber resuelto la papeleta en su lote con discreta participación.
El segundo de la terna, José Arcila toreó y entendió las embestidas de su primero intentando que éste le ayudara, siempre dándole sitio. Virtud esencial fue la de templarlo y eso le valió la aprobación del público.
El quinto transmitía poco, por lo tarda de su embestida pero Arcila lo intentó siempre sin decaer en su esfuerzo meritorio. EFE
EFE. Baldomero Cáceres Vegas

