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Plaza de toros de Cádiz ya desaparecida
Triste aniversario
21 Julio 2017Cádiz. Articulo de opinión de Luis Rivas Asencio.
El miércoles 19 de julio de 1967 quedó clausurada la Plaza de toros de Cádiz, construída e inaugurada en 1929. Le decisión fue tomada por el entonces alcalde José León de Carranza, “tras un informe de los técnicos de amenaza de ruina”. Ya se vislumbraba la especulación urbanística, como así sucedió, a través de los años. Hasta el Huracán Benitez “El Cordobés”, se acercó a la plaza ya clausurada, para reconstruirla, pero en el fondo no era eso. Los terrenos eran apetitosos. Se hizo la foto de rigor con la prensa local para darle mas morbo. No hubo más.
Dos días antes se había celebrado la que sería última corrida de toros de Juan Pedro Domecq, para Juan Antonio Romero, que había reaparecido ese año, Paco Camino y Manuel Benitez “El Cordobés”. Un día después el Bombero Torero, echó el cerrojo, matando el último becerro el gaditano José Yáñez “Figurita” Estaba anunciada una novillada que había levantado gran espectación, con la presentación de Manolo Vázquez, que mas tarde tomaría el nombre en los carteles de Curro Vázquez, y lo apoderaba Rafael Sánchez “El Pipo”. Había triunfado el domingo antes en San Fernando.
Era una plaza muy cómoda, con amplios corrales y se evacuaba rápidamente, ya que tenían unas rampas de accesos a los tendidos . A partir de la clausura, dos años después fallece Carranza y sucede una catarata de promesas, por un lado de la alcaldía y por otros de los empresarios de El Puerto Canorea y Barrilaro, que se suma al expolio firmando un contrato en 1975, para la reconstrucción y explotación de la Plaza de Toros, interviniendo en la demolición el constructor chiclanero Francisco Aragón Guerra. El precio de las obras de demolición parcial de la plaza se fijaba en 1.750.000 pesetas. Piden un crédito los astutos empresarios, que no le son concedido, recibiendo una indemnización del Municipio, al no poder llevar a cabo las obras. Pasan los meses, la plaza es un muerto vivo y en 1976, el alcalde Emilio Beltrami, pone la puntilla y acaba con lo que de la bonita plaza, tras un expolio vergonzante. Durante ese período de clausura a la demolición, nadie levantó la voz con energía, salvo Antonio Rosales Don Puyazo, que fué callada, por orden de alcaldía, porque se jugaba su puesto en Agua y Electricidad, al ser funcionario municipal. Ni prensa, políticos, toreros, estábamos en periodo de la dictadura, aficionados , Peñas, hicieron nada. Conformismo absoluto, salvo alguno con escaso eco, que se salió del tiesto. Entre todos la mataron y ella sola se murió Fue la última plaza de toros que tuvo Cádiz.
Tras cumplirse 50 años de aquel hurto a los gaditanos, por una decisión caprichosa y caciquil, evoco este pasado porque lo acaecido en la capital gaditana , no es ajeno a la historia y hay que contarla, en el sentimiento y la reflexión. Buena parte de la historia del toreo del pasado siglo, sucedió en esa plaza, por donde pasaron todas las figuras del toreo de aquella época. En ella se celebraron corridas, novilladas, becerradas y muchos festivales benéficos, que llegaron por temporada a 23 espectáculos, para los ancianos de la residencias de la capital, ropero escolar, asociaciones como la Prensa, Cruz Roja, Parroquias, hermandades como el Nazareno, cofradía muy arraigada, siendo el escritor José María Pemán, el organizador. Además la plaza se utilizaba lo mismo que para dar toros, también para Boxeo, Lucha Libre, con el simpático Lauren Postigo a la cabeza. Veladas flamencas con los mejores artistas del momento, concursos de comparsas y chirigotas, patinajes. Fué como ahora se denomina “coso multiusos”. En aquellos tiempos, si no se conocían los antitaturinos, lo fueron quienes se cargaron de un plumazo la plaza, ignorando que los espectáculos taurinos constituyen una gran importancia para la economía española. Por aquellos tiempos ya existían personajes de despachos sin escrúpulos, que terminaron con una plaza tan torera de la Bahía de Cádiz y su historia.
Luis Rivas Asencio.