Bargas (Toledo) Se lidiaron seis toros de Martín Lorca, serios, de buenas hechuras aunque con muchos kilos. Nobles para las telas, les faltó fuerza y casta. La plaza registró casi media entrada en los tendidos

Juan Bautista, silencio y oreja.
Rubén Pinar, silencio y ovación.
Fortes, ovación tras leve petición y oreja.

 

Una oreja cada uno pasearon los diestros Juan Bautista y Fortes en la corrida celebrada hoy en la localidad toledana de Bargas, en la que Rubén Pinar se fue de vacío al malograr con la espada dos firmes e interesantes faenas.

Corrida con cuajo y seriedad la lidiada en Bargas, plaza toledana que gusta del toro grande y que suele correr los toros en un encierro matutino que los ejemplares de Martín Lorca acusaron a la hora de clavar banderillas, poniendo en apuros en más de una ocasión a las cuadrillas.

Tampoco dieron facilidades a la hora de lucir en las telas de los toreros actuantes, pues les faltó fuelle y raza, aunque sí tuvieron nobleza.

Con estos mimbres Juan Bautista instrumentó un primer trasteo sin chispa a un toro falto de emoción. Apretó un poco más en su segundo, de parecidas características, con el que se salió ligeramente de su concepto, atacando al toro en el tramo final de la faena hasta arrancar una oreja tras una buena estocada cobrada al primer intento.

Precisamente, la espada -pinchó a su primero hasta en siete ocasiones y tres a su segundo- fue la que emborronó dos muy entonadas faenas de Rubén Pinar, en las que primó la firmeza y la templanza a partes iguales.

Fortes no se contagió del malestar de los tendidos por el casi nulo motor de su lote, optando por torear para sí mismo con suavidad, aplomo y verdad, que fueron, una tarde más, sus armas principales tanto con capote como con muleta. EFE