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Triunfo del oficio de Álvaro Lorenzo y de la estética Ginés Marín en Albacete
09 Septiembre 2015Albacete. Cinco novillos de Juan Pedro Domecq y uno -el primero- de Parladé, bien presentados, nobles y flojos en conjunto. Destacó el sexto. La plaza registró media entrada en tarde soleada y calurosa.
Álvaro Lorenzo: estocada (oreja); y estocada (oreja).
Ginés Marín, que sustituía al peruano Andrés Roca Rey: estocada (oreja); y estocada (oreja).
Varea: dos pinchazos, estocada que "hace guardia" y nueva estocada (silencio); y pinchazo, otro hondo, casi entera y seis descabellos (silencio tras aviso).
Los novilleros Álvaro Lorenzo y Ginés Marín, que cortaron una oreja de cada novillo de sus respectivos lotes, salieron hoy a hombros en la novillada de feria en Albacete, en la que Varea rayó también a buen nivel con el sexto, aunque sus retirados fallos en la suerte suprema le privaron del triunfo.
LOS AVENTAJADOS
Lorenzo demostró el poso de novillero aventajado que es en su primero, un animal de áspera movilidad, que llegó a voltearle aparatosamente en el recibo capotero y al que instrumentó una faena cimentada sobre los mimbres del oficio, la buena técnica y la firmeza para acabar cortando una oreja, tras un certero estoconazo.
También brilló Lorenzo en el cuarto, otro novillo al que había que tocarle las teclas precisas para que rompiera adelante, como así hizo el joven toledano, que lo supo explotar al principio en tandas de muletazos muy rotundas, para acabar metiéndose entre los pitones, con un carrusel final de cambios de mano por la espada de mucho calado. Otra vez funcionó la espada, y logró otro apéndice.
Ginés Marín fue, por su parte, la estética y la elegancia torera, virtudes que demostró, sobre todo, en el toreo al natural a su buen primero, un novillo noble y con calidad, aunque un punto flojito, al que el novillero jerezano cuajó a base de empaque, gusto y mucho temple. Mató bien y cortó una merecida oreja.
Espoleado por el triunfo amarrado por su anterior compañero, salió Marín a por todas en el quinto, al que inició faena de rodillas para, a continuación, llevar a cabo otra faena de novillero maduro, de capacidad y mucha entrega, que le valió otro trofeo más para asegurarse también la salida a hombros.
Varea dejó muestras de lo bien que maneja el percal con el tercero del festejo, a la postre lo único destacado de esta primera actuación del novillero de Almazora, que no tuvo otra que abreviar ante las nulas fuerzas del utrero.
En el sexto salió como un ciclón Varea, que anduvo sobrado y muy suficiente en una faena de buen porte sobre ambas manos, pero malograda a última hora con la espada. EFE